GabrielSeguí a Jasmine hasta su casa. Era casi como un pequeño piso
dentro de la casa de la manada. Nunca me había preocupado por
mis habitaciones. Antes de Ellie, sólo utilizaba el dormitorio y
el despacho.
Entramos en el salón. Me sorprendió ver a Jason sentado en el
sofá, con el cachorro acurrucado en sus brazos. Jasmine también estaba sorprendida, y no en el buen sentido.
-Creí que te había dicho que la pusieras en la cama- le
espetó.
Jason levantó la vista y su rostro se suavizó.
Estaba asustada, así que la traje aquí -replicó.
Bajó la mirada hacia ella.
Ahora está dormida. Me dijo que sólo podía dormirse allí si
su hermano se sentaba con ella.
Fruncí el ceño—tiene un hermano?-
Jason asintió.
-Por qué demonios no la protegió, impidiéndoles...
Mis palabras quedaron suspendidas en el aire, no queria ni
pensar en ello, y mucho menos hablar de ello.
Me senté junto a Jason, mientras Jasmine se dirigía a la cocina.
-Dámela- susurré, esperando no despertarla.
Jason dudó, pero luego me la pasó. Parecía tan tranquila
mientras dormía.
Le aparté suavemente el pelo de la cara.
-Qué te han hecho, pequeña?- susurré.
Empezó a moverse. Cuando abrió los ojos y me vio, soltó un
grito y luchó por alejarse.
La abracé con más fuerza y la hice callar. Acariciando
Suavemente Su brazo.
-Está bien Ellie, no voy a hacerte daño. Ahora estás a salvo- la tranquilicé.
Su llanto se convirtió en un gemido, pero todavía podía oler el
miedo que provenía de ella.
Jasmine salió de la cocina con algunos platos de comida y
frunció el ceño.
-Está bien?-preguntó, con preocupación en su rostro.
Asentí con la cabeza—lo estará, ¿puedes buscarle algo para
comer?, El médico dice que tiene que ser ligero. No debemos
alimentarla en exceso -añadí.
Jasmine asintió y sonrió. Se dirigió a la cocina.
Miré a la pequeña cachorra. Ya no lloriqueaba, pero aún parecía
muy asustada
-Qué tal si comes algo?-sugerí.
Me miró con desconfianza y luego asintió.
Sonreí suavemente— Jasmine acaba de ir a traerte algo.
Ella frunció el ceño— Jasmine?
Su voz apenas superaba un susurro. Si no fuera por mi oído de
hombre lobo, probablemente no la habría oído.
-La señora que te trajo aquí. Se llama Jasmine, es mi hermana
y la compañera de Jason.
Su ceño se frunció— qué... Qué es una compañera?
Me reí, era una cosita curiosa. No estaba seguro de cómo
explicarlo.
-Bueno empecé, los hombres lobo tienen pareja, la diosa
de la luna elige quién es tu pareja, luego viven juntos y tienen
cachorros... Como tu mamá y tu papá
Ella jadeó y empezó a temblar.
añadí.
-Yo... No quiero ser una compañera- tartamudeó.
No pude evitar reírme.
-No, cachorrita, no eres una compañera. Voy a cuidar de ti.
como hicieron tu mamá y tu papá.
Parpadeó un par de veces.
-Papá murió, no pudo cuidar de mí. Vinieron y nos llevaron.
Su labio inferior empezó a temblar.
Le acaricié suavemente la frente.
-Lo sé, pequeña, pero eso no
ocurrirá aquí. Ahora voy a cuidar de ti, y cuando yo no esté, lo
harán Jasmine y Jason.
Como si fuera una senal, Jasmine regresó de la cocina.
Se agachó frente a nosotros.
-Hola- saludó a Ellie con una sonrisa.
-Jas-mine- Ellie pronunció la palabra.
Jasmine sonrió—así es, ahora te he traído algo de comer, si no
te gusta, déjalo y te buscaré otra cosa.
Ellie miró el plato. Jasmine había puesto en el plato una
variedad de frutas, todas cortadas en trozos del tamaño de un
bocado. Había manzana, naranja, plátano y fresa.
—Qué... Qué es? preguntó Ellie con curiosidad.
Jasmine sonrió y señaló cada tipo de fruta, diciéndole a Ellie lo
que era.
—La M es de manzana -recitó Ellie.
Me reí— es cierto. ¿cómo lo sabías?
Me miró, el miedo había vuelto,
—Yo... Lo vi en un libro de ilustraciones.. Pero no volveré a
mirar... Lo prometo— soltó.
Fruncí el ceño y miré a Jasmine, que se encogió de hombros.
—No pasa nada, Ellie, puedes mirar los libros. De hecho.
cuando te hagas más fuerte y vayas al colegio, habrá un montón
de libros que podrás mirar le dije con entusiasmo.
Ella pareció sorprendida—¿al colegio?— preguntó.
Sonreí— Podrás aprender un montón de cosas nuevas, pero
ahora vamos a darte algo de comer.
Ellie asintió dócilmente con la cabeza y miró el plato de fruta
con indecisión.
Cogí una rodaja de manzana y la acerqué a su boca.
Abrió lentamente la boca y la introduje en ella.
—Ahora, puede que sepa un poco diferente a la manzana
que comiste antes de que Jason te encontrara. Esas estaban
empezando a pudrirse, por eso se las damos a los cerdos.
Observé cómo se comía la manzana. Debía de estar hambrienta
pero no la devoró. Era casi cono si estuviera saboreando el
sabor.
No me cabe en la cabeza que un cachorro de doce años no haya
comido nunca fruta.
—Está buena?—le pregunté.
Asintió con la cabeza.
Cada pieza de fruta que le daba, la comía de la misma manera.
No rechazó ninguna de ellas. Para ser justos, todo era fruta y
tenía un sabor dulce. Me preguntaba si la llenaría.
Tenía muchas ganas de hacer un enlace mental con Erik o Amy
para pedirles algún consejo, pero sabía que eso la asustaba.
Tal vez debería explicárselo, tal vez entonces no estaría tan
asustada.
-¿Ellie?
Me miró y asintió.
-Sabes que somos diferentes a ti?
Volvió a asentir, pero parecía preocupada.
-Sé que a veces hacemos cosas que te asustan, como cuando
nuestros ojos cambian de color..- continué.
Se quedó mirando mi cara, Centrándose en mis ojos.
No pude evitar reírme.
Ella hizo una mueca y entrecerró los ojos.
—Cuando eso ocurre, Ellie, es porque nos hablamos con la
mente. Es algo que podemos hacer y que los humanos no
pueden -añadí.
Ella jadeó y se quedó con la boca abierta. Entonces la oí tragar
literalmente.
-Qué más podéis hacer? tartamudeó.
Le froté suavemente el brazo.
-Muchas cosas, pero ahora mismo sólo quiero que sepas que si
ves que nuestros ojos cambian de color, no debes preocuparte.
Se mordió el labio inferior.
-Vale- Susurró.
Sonreí, -Así que Ellie, voy a hablar con alguien ahora. No
quiero que te asustes, ¿,vale?-
Ella asintió.
Me conecté mentalmente con Amy
¿Puedes aconsejarme sobre cuánto debe comer Ellie? Acabamos
de darle un pequeño plato de fruta...
Oí un jadeo y miré a Ellie. Me miraba fijamente, pero esta vez
con asombro y no con miedo. Cada vez que hacía progresos, me
sentía muy orgulloso.
Era un alma tan valiente, después de todo lo que había pasado.
Cogí el enlace mental de Amy.
-Mantén su comida ligera. La fruta es buena. Nada demasiado
rico. Deja que ella decida cuando ha tenido suficiente.
Mis ojos volvieron a la normalidad, y volví a comprobar que
Ellie estaba bien.
Ella seguía mirándome fijamente a los ojos.
No pude evitar reírme. Me di cuenta de que en la última hora no
había hecho más que sonreír y reír. No era algo que hiciera muy
a menudo.
Quizá la necesitaba tanto como ella a mí.
Jasmine cogió el plato vacío que contenía la fruta de Ellie y me
entregó el desayuno que había preparado para mí.
La mirada de Ellie pasó de mi cara a mi plato de comida.
-Todavía tienes hambre, cachorra?-le pregunté.
Ella negó rápidamente con la cabeza. Sentí que no estaba siendo
del todo sincera.
Puse un poco de los huevos revueltos en un tenedor y lo levanté.
-Quieres probarlos?-le pregunté.
Parpadeó un par de veces. Empezaba a notar que lo hacía
cuando estaba un poco insegura.
-Puedo?-preguntó.
Sonreí y le llevé el tenedor a la boca. Ella abrió y dio un
mordisco.
Luego hizo una mueca.
No pude evitar reírme.
Le tendí la otra mano.
-Anda, escúpelo si no te gusta.- Me reí.
Ella dudó unos segundos y luego escupió el huevo en mi mano.
Luego se limpió la boca con el dorso de la mano.
Jasmine nos miró a los dos y se rió.
-Voy a buscar un paño, Se rió, ¿y un poco de zumo para
Ellie?-preguntó.
Asentí con la cabeza. Ellie seguía ocupada haciendo muecas
mientras el sabor del huevo permanecía en su boca.
Cuando Jasmine regresó, me limpié la mano llena de huevo en
el paño y le entregué a Ellie el vaso de zumo.
Lo miró con desconfianza.
Jasmine se rió.
-Sólo es zumo de naranja, Ellie. Le quitará el sabor al huevo.
Ellie dio un sorbo al zumo, al principio tímidamente. Luego, al
darse cuenta de que tenía el mismo sabor que el trozo de naranja
que había comido, se lo bebió rápidamente.
Ellie no miró el plato de comida después de eso. Estaba segura
de que sería un poco de ensayo y error. Nunca había comido la
mitad de lo que come la gente normal.
Esto iba a ser una experiencia nueva para los dos.
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Las Guerras Lupinas
WerewolfDespués de las Guerras Lupinas, los hombres lobo y los humanos acordaron una incómoda tregua y se repartieron el mundo. Los hombres lobo se quedaron con los bosques y las llanuras, y los humanos con las ciudades y los pueblos. La humanidad se segreg...