Ellie
Miré a papá. Esperando a que decidiera cuál sería mi castigo. Si era igual que el de Samuel, entonces no sería realmente un castigo.
Quería entrenar, hacerme fuerte, convertirme en una guerrera. No me importaba que fuera pequeña. Tal vez me daría otro tiempo fuera. Eso no me gustaba, me traía demasiados recuerdos.
Tal vez le preocupaba que tuviera otro ataque de pánico. No creía que lo fuera a tener. Ahora tenía a mi lobo. Ella me ayudaba a ser valiente. Normalmente no habría gruñido, ni siquiera le habría dicho a papá que no.
No sabía si eso era algo bueno, o si papá pensaba que lo era. Tenía la ligera sospecha de que al abuelo le gustaba.
Pareció una eternidad mientras papá se decidía. Entonces se levantó. Parecía estar todavía por encima de mí. De repente, aceptar el castigo no parecía tan buena idea.
Sé valiente, Ellie. Sé fuerte. Recuerda quién eres.
La voz de Nix resonaba en mi mente.
Tal vez ese era el problema. No sabía quién era realmente. Sin embargo, Nix sabía quién era, y eso tendría que ser suficiente.
-Tienes una opción, Ellie —comenzó papá,- O te disculpas con Samuel o no hay chocolate por el resto del día.
Miré a papá con incredulidad. Se suponía que era una fiesta para mí. Cuando habíamos entrado a por la comida había una enorme tarta de chocolate. Supuse que se cortaría más tarde.
-¡Gabriel! Eso es... -exclamó Nana, pero papá la interrumpió levantando una mano.
Miró a Nana.
-Esa es mi decisión Madre.
Volvió a mirarme- ¿Y bien, Ellie? Esa es mi decisión, ¿cuál es la tuya?.
Miré por encima de mi hombro a Samuel, que ahora sonreía más que nunca. 'lijah frunció el ceño y negó con la cabeza. Eso era un no, no te disculpes, o un no, no vuelvas a gruñirle.
Volví a mirar a papá. Nix me había dicho que fuera fuerte.
Entrecerré los ojos y apreté los puños. Quería dejar que Nix tomara el control para que volviera a gruñir, pero sabía que no debía hacerlo.
-Supongo que no me darán pastel-Resoplé.
Papá parecía sorprendido. Tal vez porque había decidido aceptar el castigo, tal vez por la expresión de mi cara. Supongo que podría llamarse determinación furiosa.
Papá asintió y volvió a sentarse en su silla.
-Muy bien, Ellie. Puedes ir a sentarte.
Ve y sientate junto al árbol. No te sientes con Samuel me dijo Nix.
Estuve de acuerdo. No quería estar cerca de Samuel, aunque me sentía mal por no volver a sentarme con 'lijah.
Me giré para caminar hacia un gran roble, que estaba un poco alejado de donde se había colocado la manta, y donde papá estaba sentado con los demás.
-¿A dónde vas, palomita? -gritó papá.
Me giré para mirarle.
-Mi castigo es no comer chocolate, no ver a los demás comer lo que yo no puedo- refunfuñé.
Papá suspiró, —esta fiesta es para ti, palomita. Puede que la gente quiera venir a saludarte.
Hice una mueca y fruncí el ceño, -entonces que me saluden por ahí. Si me siento con Samuel sólo será malo.
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Las Guerras Lupinas
Hombres LoboDespués de las Guerras Lupinas, los hombres lobo y los humanos acordaron una incómoda tregua y se repartieron el mundo. Los hombres lobo se quedaron con los bosques y las llanuras, y los humanos con las ciudades y los pueblos. La humanidad se segreg...