D O S

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¿Cómo hago esto? A ver... ¿Muevo mis caderas...así? No, parezco un mono pidiendo ayuda. Rendida, me acerqué a mi hermano que estaba con sus amigos y toqué su brazo.

—No puedo hacerlo. — le susurré.

—¿Quieres que te consiga a alguien con quien bailar?

—N-no...yo..me voy a mi habitación, disfruta de la fiesta. — estaba dispuesta a irme, pero el llamó mi atención.

—¡Baila con Jungkook!

—¿Qué? No. Qué va. — negué rotundamente.

—Oh, vamos. A Jungkook no le importará, ¿Verdad? — miró a Jungkook quien respiró con molestia.

—Sí. Sí me importa.

Asentí levemente y caminé hacia uno de los sofás que había en la sala, para observar como todos disfrutaban y yo estaba ahí, sola. Mientras estaba en mi mundo, alguien tocó mi hombro.
Me giré y lo vi, ¡Qué hermosura!

—¿Qué quieres? — le pregunté a Jungkook.

—Bailemos. — propuso neutro.

—Pf, ¿Cuánto te pagó mi hermano? — pregunté con sarcasmo.

—Nada. Ven a bailar. — su voz sonaba seria, no parecía una trampa para burlarse de mi o algo...así.

—En verdad no quieres bailar conmigo, ¿Por qué haces esto?

—Es verdad. Me apetece una mierda bailar contigo. Pero me diste pena, además le debo un favor a Yoongi, y se lo devolveré bailando contigo.

—Déjalo, le diré que bailaste conmigo.

El suspiró con molestia y se lo puso frente a mi. Cogió mi mano y me levantó.
Nuestros cuerpos quedaron pegados y nuestros rostros a centímetros de distancia.

—Vamos a bailar de una vez, ¿Quieres? — cogió mi mano y me llevó a la pista de baile.

Su piel se sentía tan suave...joder, cuanto lo deseo.

—¿Sabes bailar? — me preguntó.

—¿Cómo voy a saber si nunca lo he hecho en mi vida?

—¿Qué? ¿Nunca?

—No. No soy una puta. — miré el suelo.

—Ah..

El ambiente se volvió incómodo, hasta que sus manos hicieron contacto con mi cuerpo. Automáticamente me puse nerviosa. ¡Eran demasiados avances en unos pocos minutos! ¡AHH!

Pasaron algunos minutos desde que empezamos a bailar, y finalmente empecé a hacerlo bien, sin parecer un bebé que está aprendiendo a caminar.
Esto de bailar era algo incómodo hacerlo con alguien con el que no tienes confianza, ya que están todo el tiempo en silencio, sin nada que decir. Además, estábamos muy cerca, y yo no me atrevía a mirarlo a los ojos.

—¿Por qué no me miras?

—No quiero hacerlo.

—¿Por qué? — se juntó más a mi.

—Porque no, no tengo por qué darte explicaciones.

—Mmm...acaso...¿Te atraigo?

¡Sí, joder, sí! ¡Me atrae cada molécula de tu cuerpo, cada milímetro, cada célula!

—¿Qué me estás diciendo? — lo miré a los ojos sin ser consciente.

—Oh, lo hiciste. — me sonrió burlón.

—Tonto. — susurré, y me alejé de el.

—¿No quieres bailar más?

—No. Ahora ve a hablar de lo incómodo que fue con tus amigos y ríete de mi. — me alejé de ahí y fui a la cocina para beber algo de alcohol.

Niña de Mami Y Papi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora