Capitulo 1

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La mesa rebosante con miles de platillos los aguardaba ansiosos. Esta era la primera comida que compartirían con Nam-soon, o mejor dicho, con la desconocida que compartían casa tras aquella competencia de fuerza.

Su abuela se encontraba en la cabecera con un precioso conjunto blanco, a sus lados, sus dos hijos, Geum-joo y Geum-dong, después Nam-in frente a "Nam-soon" y Ryu-jin al final de la mesa.

Apenas su abuela dio la orden, Nam-in y Nam-soon casi que se pelean por la comida, mientras Ryu-jin veía como tomar un pedazo de carne sin interponerse con la mano de alguno de los dos.

—El sonido de mis hijos comiendo es música para mis oídos.

Ryu-jin se abstuvo a hacer un comentario al beber de su copa de cristal perfectamente diseñada, luego giró su cabeza para mirar a su hermana, dándole un descarado repaso de arriba a bajo, o bueno, más bien reparar la camisa básica blanca y de cuadros que llevaba puesta.

—Tu estilo es un asco —soltó con aversión— tenemos que ir de compras.

—¡Ryu-jin! —le llamó la atención su madre golpeando la mesa— Nam-soon ha tenido una vida dura.

—Lo sé, por eso le dije lo de las compras. Tampoco soy tan mala —aprovechó que sus hermanos dejaron de lado la comida y pudo tomar tres pedazos de carne— por cierto ¿Cómo te llamabas antes de saber que eras Nam-soon?

—Lee Hwa-ja —nombró lento al tener la boca llena.

—Hmm —fue lo único que murmuró antes de comenzar a comer como si nada.

Ryu-jin era casi una hija de mami, o al menos así la consideraban las personas que la rodeasen, pues siempre obtenía lo que quería por muy difícil y complicado que fuera conseguirlo, la sobreprotegían a un nivel en que pondrían tres Pastores Caucasianos a cada lado suyo para atacar a quien se acercara con otras intenciones, y por ultimo, era el remplazo de Nam-soon.

Desde que su querida hermana desapareció en Mongolia por los descuidos de su padre, la vida de Ryu-jin se vino cuesta abajo, las responsabilidades le habían llovido con granizo incluido cuando apenas tenía seis años de edad. Miles de conocimientos fueron enfrascados en su pequeño cerebro desde que era una niña cuando solo quería pasar el rato jugando y comiendo con su hermanito Nam-in.

Modales.

Trabajo duro.

Dinero.

Toma de riesgos.

El dinero era el mayor potencial de mundo, movía lo que fuera, manipulaba tanto a la sociedad como a la política, los intereses de la gente, las amistades y hasta el amor. El dinero era el componente central en la interconexión global, su flujo y distribución eran simplemente impactantes.

Y tomar riesgos, no conocía a nadie que nunca los haya tomado, arriesgarse y probar nuevas cosas ayudaba al crecimiento personal y profesional, además de dar experiencias significativas para aprender más de ellas y de la vida en sí.

O como Ryu-jin decía: "Todo por la anécdota". Situaciones que le contaría a sus hijos y nietos si es que llegaba a casarse mientras seguía siendo joven y bella.

Geum-joo salió con sus dos hijas ese mismo día, tomándolas a ambas de las manos y meciéndolas de un lado al otro colmada de emoción

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Geum-joo salió con sus dos hijas ese mismo día, tomándolas a ambas de las manos y meciéndolas de un lado al otro colmada de emoción. Pasaron por cafés y a diferentes salones de belleza donde cambiaron el corte de cabello de Hwa-ja, las maquillaron y les pintaron las uñas a todas por igual para que combinaran.

—¿Nos fijamos ahí? —señaló Geum-joo una tienda de ropa. No hubo que esperar respuesta porque Ryu-jin tomó a Hwa-ja de la mano y la jaló hacia allí.

La mayor de los hermanos Gang miraba a Hwa-ja sin parar, identificando su colorimetría y sus rasgos para así encontrar las prendas adecuadas.

—Ryu-jin es un icono de la moda —el comentario de su madre la hizo sonreír a pesar de darle la espalda— confía en ella. Sus elecciones siempre son las mejores.

Prendas por aquí, prendas por allá. Las trabajadoras de la tienda se movían de un lado a otro en busca de las tallas correctas para el cuerpo de Hwa-ja, Geum-joo no dejaba de apreciar a sus hijas conviviendo juntas después de tanto tiempo y Ryu-jin seguía obligando a Hwa-ja a cambiarse miles de veces.

Así fue hasta que Hwa-ja vestía del verde como su madre y su hermana, las guardaespaldas cargaban varias bolsas en sus manos caminando detrás del trío.

—Nam-soon, vive tu vida como quieras porque ahora todo esto es tuyo.

Sin duda lo dicho por Geum-joo la desconcertó. Para Ryu-jin, ya su madre debería de ir explicándole los negocios y todo eso para bajarle el peso de encima a la hermana mayor, pero en cambio, le decía que disfrutara su vida e hiciera lo que se le viniera en gana, como si no tuviera responsabilidades.

Simplemente inaceptable.

𝗩𝗘𝗡𝗘𝗡𝗢 ||Strong Girl Nam Soon||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora