La vida de Gang Ryu-jin da un giro inesperado cuando su hermana Nam-soon desaparece. Obligada a asumir responsabilidades, Ryu-jin enfrenta desafíos para mantener la estabilidad en la vida de Nam-soon.
Sin embargo, su corazón se ve dividido cuando s...
Ahora sí era el momento de tomar cartas en el asunto.
Caminó con confianza por las instalaciones de Doogo hasta detenerse frente a la puerta de la oficina de Shi-oh, tocó y espero a que la voz del interior le indicara que podía pasar.
—Vi tu mensaje y viene lo más rápido que pude —puso ambas manos en su cintura— jefe, estoy preparada para lo que me ponga a hacer, simplemente indíqueme y yo lo haré sin dudarlo —dijo con confianza y notó como él sonrío de lado.
—Ni siquiera sabes de qué vas a trabajar, no sabes cuál es tu puesto.
—Supongo y creo poder asegurar que será un buen puesto. Ya sabes, somos amigos —se río ligeramente— pero mejor dime qué función cumpliré en esta maravillosa empresa.
—Serás mi lobista.
—Eso suena genial —casi se le forma un arcoíris sobre la cabeza con la sonrisa tan brillante que puso— dígame que tengo que hacer, señor, estoy lista para lo que sea —una pose militar acompañó su determinada expresión.
Pero realmente no había nada por el momento que ella pudiera hacer, Shi-oh simplemente le había llamado porque había extrañada ver su cara en los últimos días los cuales la había invitado a comer en múltiples ocasiones, pero ella tuvo que rechazarlo sin contarle el motivo aparente.
—Solo... siéntate ahí un momento —ella simplemente asintió y se sentó mirando al frente, recta, con las manos sobre las piernas.
Un hombre de traje gris entró a la oficina luego de tocar por lo que le puso la mirada encima, sin embargo, él no la saludó y se dirigió directamente hacia su jefe.
—¿Murió un trabajador del depósito?
—Sí.
—Si lo sabias ¿por qué no me dijiste?
—No era un empleado permanente, trabajaba de medio tiempo, solo estaba dos meses aquí y pensé que no era importante.
—¡Yo decido si algo es importante o no!
—Lo siento, señor.
—La imagen de Doogo es importante.
—Lárgate no quiero verte en estos momentos.
—Shi-oh... —Ryu-jin lo miraba con impresión, tenía la boca ligeramente abierta y las cejas fruncidas hacia arriba.
Shi-oh se sintió incómodo, sin duda su verdadera personalidad no era algo que desease revelar: —Lamento mucho que hayas visto este lado de mi.
Sin embargo, ella no le respondió, se dedicó a mirarlo y detallar su expresión sincera.
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—¡Pero qué gente tan amargada con la que me has puesto! —se quejó entrando a la oficina de Shi-oh— yo soy un ser que irradia luz, energía, mucho positivismo y ganas de vivir. ¿Por qué mis compañeros parecen muertos todos los días? y ni siquiera me contestan cuando les hablo, eso es triste —un pucherito se dibuja de sus labios.
