𝗩𝗘𝗡𝗘𝗡𝗢 ||Strong Girl Nam Soon||

Capítulo Final

Pero a pesar de los años que habían pasado, algo seguía sintiéndose incompleto en la vida de Ryu-jin. Aunque su relación con Young-tak era estable y sólida, había un vacío que no podía ignorar. El recuerdo de Shi-oh seguía acechándola, como una sombra persistente en el fondo de su mente.

Ese día cuando Ryu-jin llego a la empresa, la recepcionista le dice que un hombre lleva esperándola desde la mañana. El corazón de Ryu-jin dio un vuelco al escuchar las palabras de la recepcionista. ¿Quién podría ser ese hombre que la esperaba desde la mañana? se dirigió hacia esa zona de la recepción

Al acercarse, sus ojos buscaron al hombre descrito por la recepcionista. Lo vio sentado en la esquina, con una gorra y un cubrebocas que ocultaban parcialmente su rostro. Finalmente, estuvo frente a él. Bajó la mirada, y por un instante, sus ojos se encontraron.

—¿Qué es lo que se le ofrece? —preguntó con seriedad.

El sujeto se puso de pie, era tan alto que tuvo que mirar hacia arriba, tan alto que...

Se parecía a alguien.

—Trabajo —dijo él casi inaudible.

—Ah, pudo dejar su curriculum en recepción, pero se lo recibo yo ya que me esperó todo el día. Acompañeme —se dirigió al ascensor con el hombre detrás— debe haber algún vacante, siempre necesitamos gente.

Llegaron al piso más alto, donde lo único que había era la oficina de la dueña, entraron y ella le pidió que se sentara donde le pareciera más cómodo mientras encendía su computadora y buscaba papeles en unos cajones.

—¿Siempre usa eso? —se señaló la cara para indicar— sería un pequeño problema.

—¿Realmente lo es? —habló, quitándose los objetos del rostro.

Ryu-jin se quedó pasmada al ver que era Shi-oh quien había estado sentado frente a ella durante toda la entrevista. Un torbellino de emociones la invadió: sorpresa, incredulidad, alegría. Sus ojos se abrieron de par en par, incapaces de apartarse del rostro que había estado frente a ella todo el tiempo.

El tiempo pareció detenerse por un instante mientras se miraban el uno al otro, como si estuvieran tratando de procesar la sorprendente revelación. Ryu-jin pudo ver en los ojos de Shi-oh una mezcla de nerviosismo y expectativa, pero también una pizca de frialdad que la desconcertó.

El silencio se prolongó por un momento, llenando la habitación con una tensión palpable. Finalmente, Ryu-jin recuperó la capacidad de hablar, aunque su voz temblaba ligeramente por la emoción que sentía.

—No es una ilusión ¿verdad?

Shi-oh negó con una sonrisa leve en los labios, pero su mirada seguía siendo un tanto distante, como si estuviera manteniendo una barrera emocional.

—Soy yo.

Un suspiro escapó de los labios de Ryu-jin mientras las lágrimas comenzaban a empañar sus ojos. Sin pensarlo dos veces, se levantó de su asiento y se abalanzó sobre Shi-oh, envolviéndolo en un abrazo lleno de emoción y alegría.

—¡No puedo creer que seas tú! Ha pasado tanto tiempo...

Aunque al principio Shi-oh se mostró un poco reticente, finalmente correspondió al abrazo con cierta frialdad. Por un momento, el mundo exterior desapareció, y solo existían ellos dos, reunidos después de tanto tiempo separados.

—¿Qué haces aquí?

—Volví para ver si cumpliste tu promesa.

—¿Qué promesa?

Y es que ella realmente lo había olvidado, con su regreso a Ojeong-gu se enfocó más en su esposo e hijos. Para Ryu-jin las posibilidades de estar con Shi-oh eran nulas ahora, y es que es muy difícil decidirse entre su familia o Shi-oh porque a pesar de que se casó sin amor fue algo que cambió con el paso de los años.