✨️Ohm✨️Son casi las nueve y Nanon no ha bajado a comer, así que subo a buscarlo.
Quiero que tenga algo en el estómago antes de tomar las pastillas.
No ha hablado conmigo desde que First se fue y me siento terrible porque incluso si dije que no, yo estaba pidiéndole que se vaya.
Debo verme muy malagradecido, pero sentí que iba a salirse mi corazón cuando Nanon me dijo que quería irse.
Es que no quiero.
—¿Este? —escucho que le pregunta cuando me acerco a la puerta— ¿O este?
Aroon está en su forma animal y señala con la pata la sonaja que tiene en la mano derecha.
Mi lobo se agita, porque Nanon se ríe y le hace cosquillas.
Están acostados los dos en la cama.
¿Por qué esto se ve como lo que realmente quiero?
Ya no tengo un lazo con Nanon, pero siento que siempre voy a estar conectado a él.
—Non —le digo y sube la mirada, aún riéndose.
Sí, le hace bien estar acá con nuestro bebé.
—¿Sí?
—A comer.
Se levanta en silencio y lo levanta a él, para salir al pasillo.
Es bastante obediente ahora.
Tengo la impresión, de que no ha querido despegarse de Aroon, desde que First se fue.
Por fin, estamos solos los tres, como antes.
Cuando llega al primer piso, lo veo mirar la alarma encendida de la puerta.
Ya es tarde, todo está cerrado.
Noto como pasea sus ojos por las cámaras de seguridad, y deja a Aroon en el sillón grande, rodeándolo de cojines.
Se sienta frente a él y suspira mirándolo.
—Cociné hoy —le aviso y ya tengo su atención.
—¿Qué hiciste? —me pregunta bajito y yo me acerco.
—Tu plato favorito, porque no quiero excusas, tienes que comer.
Él suspira, otra vez.
—No tengo hambre —susurra bajando la cabeza.
Suspiro yo, agachándome junto al sillón.
—Pero es tu favorito —insisto agarrando su mano izquierda— te prometo que está delicioso.
—Ya lo sé.
—¿Qué?
—Tú cocinas muy bien.
Sonrío acariciando sus dedos y él parece estar nervioso.
—¿Vas a comer entonces?
—Sí —responde haciendo un puchero casi imperceptible que noto.
Acomodo su cabello, y le sonrío, con un nudo en la garganta.
Yo sé que lo que se rompió entre nosotros nunca va a repararse, aunque a veces quiera creer que sí.