El engendro Infernal

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Chapter 2: II

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Chapter 2: II

II

El señor y la señora Dursley, que vivían en el número 4 de Privet Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente.

Eran las últimas personas que se esperaría encontrar relacionadas con algo extraño o misterioso, porque no estaban para tales tonterías. Los Dursley tenían todo lo que querían, pero también tenían un secreto, y su mayor temor era que lo descubriesen: no habrían soportado que se supiera lo de los Potter.

La señora Potter era hermana de la señora Dursley, pero no se veían desde hacía años; tanto era así que la señora Dursley fingía que no tenía hermana, porque su hermana y su marido, un completo inútil, eran lo más opuesto a los Dursley que se pudiera imaginar.

Los Dursley se estremecían al pensar qué dirían los vecinos si los Potter apareciesen por la acera. Sabían que los Potter también tenían un hijo pequeño, pero nunca lo habían visto. El niño era otra buena razón para mantener alejados a los Potter: no querían que Dudley se juntara con un niño como aquél.

Nuestra historia comienza cuando el señor y la señora Dursley se despertaron un martes, con un cielo cubierto de nubes grises que amenazaban tormenta.

— Bueno, Ted — dijo el meteorólogo —. Eso no lo sé, pero no sólo las lechuzas han tenido hoy una actitud extraña. Y la lluvia que prometí ayer ¡tuvieron un chaparrón de estrellas fugaces! Tal vez la gente ha comenzado a celebrar antes de tiempo la Noche de las Hogueras.

El señor Dursley se quedó congelado en su sillón. ¿Lechuzas volando a la luz del día? Y aquel rumor, aquel cuchicheo sobre los Potter...

La señora Dursley entró en el comedor con dos tazas de té. Aquello no iba bien. Tenía que decirle algo a su esposa. Se aclaró la garganta con nerviosismo.

— Eh... Petunia, querida ¿Has sabido últimamente algo sobre tu hermana?

Como había esperado, la señora Dursley pareció molesta y enfadada.

Después de todo, normalmente ellos fingían que ella no tenía hermana.

— No — respondió en tono cortante —. ¿Por qué?

— Hay cosas muy extrañas en las noticias — masculló el señor Dursley.

— ¿Y qué? — interrumpió bruscamente la señora Dursley.

— Bueno, quizás que podría tener algo que ver con ya sabes... su grupo. El hijo de ellos debe de tener la edad de Dudley, ¿no?

— Eso creo — respondió la señora Dursley con rigidez.

— ¿Y cómo se llamaba? Howard, ¿no?

- Harry. Un nombre vulgar y horrible, si quieres mi opinión.

Un amanecer contigo (Hermione Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora