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Chapter 6: VI
VI
A la mañana siguiente, los rayos solares se filtraron suavemente a través de las cortinas, iluminando la habitación donde reposaba una pelirroja en un profundo sueño. A su lado, un chico con pelo negro y lentes estaba gruñendo entre sueños, dando indicios de que la mañana no era su aliada. A medida que la luz del día aumentaba, Harry comenzó a mover ligeramente los ojos, abriéndolos poco a poco, mientras trataba de recordar dónde se encontraba.
Con una pequeña expresión de molestia, giró la cabeza y se encontró con la visión cómica de su hermana, cuya boca estaba ligeramente abierta y ceño parecía inmune al mundo exterior, como un tronco seco que ni un tornado lograría sacudir. Harry, sintiendo que la situación requería medidas extremas, tomó una boconada de aire y dejó escapar un grito estridente en el oído de Euphemia:
—¡Euphemia, despierta!
La reacción fue instantánea y caótica. Su hermana, asustada, abrió rápidamente los ojos y se precipitó hacia el filo de la cama, terminando en una caída torpe y un chillido de dolor que resonó en la habitación. Mientras tanto, Harry, tratando de contener la risa, observaba la escena con una mezcla de diversión y culpa. Euphemia, en cambio, no encontraba nada gracioso en la situación y estaba lista para desaparecer a Harry en ese mismo instante.
—¡Te voy a matar, Harry Potter! — exclamó Euphemia, levantándose del suelo con determinación y lanzándose directamente hacia Harry, quien pasó de tener una expresión feliz a una de completo temor.
—¡No! ¡Perdón! — insistió Harry, tratando de disculparse mientras recibía una serie de cosquillas por parte de su hermana.
El juego entre los Potter continuó, una batalla cómica para ver quién resistía más las cosquillas. La cama se desordenó en el proceso y el abrigo negro de Hagrid terminó cayendo, sumándose al caos general de la habitación.
Hagrid emergió en la escena, respirando pesadamente, con aspecto de quien acababa de despertar abruptamente de su sueño en el sillón. La discusión de los Potter, aunque inofensiva, había sido lo suficientemente ruidosa como para interrumpir el profundo sueño del semigigante.
—¡¿Chicos, están bien?! — preguntó Hagrid, mostrando una preocupación que superaba las expectativas de los pequeños.
Los dos hermanos se miraron entre sí. Harry, con gestos nerviosos, pateaba discretamente a Euphemia, instándola a que mantuviera distancia. Mientras tanto, ella mantenía su brazo en alto, con la mano formando un puño desafiante.
—¿Qué está sucediendo aquí? — preguntó un Hagrid confundido al observar detenidamente la escena ante sus ojos.
—La culpa es de Harry — intervino rápidamente Euphemia, sin bajar su puño hacia Harry.
