Bibidi, babidi, ¡buu!

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Chapter 5: V

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Chapter 5: V

V

Harry y Euphemia palidecieron al encontrarse con el gigante de manera inesperada plantado frente a ellos, con una escopeta apuntándolo a él.

— Levántate, bola de grasa — ordenó el tío Vernon al desconocido, notoriamente más asustado que los jóvenes Potter.

— Harry, creo que vino por tu cara fea... seguro le debe dar pesadillas...

— ¡Cállate, Effie! — contestó él —. Si vino por algo feo, seguro fue por tu mal sentido del humor ¡No provoques al gigante, podrías hacer que se arrepienta de habernos encontrado!

Euphemia decidió optar por el silencio después de ese intercambio de palabras, como si su mutismo fuera una declaración más elocuente que cualquier cosa que pudiera decir en respuesta.

Dudley aprovechó la situación para escapar y corrió a esconderse junto a su madre, quien se encontraba detrás del tío Vernon.

—¡Cierto! ¡Aquí están los pequeños Potter! — exclamó el gigante emocionado, como un niño pequeño, aunque con la marcada diferencia de ser un adulto con una abundante melena.

Los Potter alzaron la vista al unísono, encontrándose con el rostro feroz y peludo del gigante; Euphemia notó que sus ojos negros le dedicaban una sonrisa de alguna manera amigable. Harry, por un fugaz momento, se permitió pensar que tal vez no planeaban hacerles daño.

— La última vez que los vi, eran tan solo dos pequeñas cositas que cabían en mi mano -comentó el gigante con nostalgia —. Tú, pequeño, te pareces mucho a tus padres, excepto por esos ojos, que los heredaste de tu madre... Y tú, linda — dirigió su atención a Euphemia —, eres la copia exacta de tu madre. Reconocería ese pelo y ese rostro en cualquier parte.

Euphemia respondió con una sonrisa ante el elogio inesperado. Harry, por otro lado, se preguntaba cómo este extraño hombre conocía a sus padres.

— Pero tienes la sonrisa de tu padre, Euphemia — agregó el gigante, antes de ser interrumpido por un curioso sonido chillón que escapó de Tío Vernon.

— ¡Le exijo que se vaya inmediatamente, señor! — declaró Vernon molesto —. ¡Esto es allanamiento de morada! ¡No permitiré que seres peludos entren a nuestra casa, así como así!

— Baahh, cierra la boca, Dursley, grandísimo mentiroso — intervino el gigante con una mezcla de incredulidad y desprecio. Con una elasticidad sorprendente, se estiró, arrebató el rifle de las manos de tío Vernon, lo retorció como si fuera de goma y lo lanzó descuidadamente a un rincón de la habitación. Los Potter, con ojos asombrados, contemplaban la escena, mientras Dudley, que se escondía detrás de su madre, hacía un sonido similar al de un pato atragantado.

Tío Vernon, por su parte, emitió otro sonido extraño, algo así como el chillido de un ratón al que le han pisoteado la cola, mientras que Petunia miraba al gigante con ojos desorbitados, como si estuviera presenciando un espectáculo de malabares con elefantes rosados. La expresión en el rostro de tío Vernon parecía decir: "Esto no estaba en mi guion".

Un amanecer contigo (Hermione Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora