Miedoso Malfoy

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Chapter 15: XV

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Chapter 15: XV

XV

Euphemia se encontraba en una situación peculiar, acompañando a Snape a clases que él le había indicado, con el propósito de ayudarle a mejorar sus habilidades. Resultaba sorprendente para ella que Snape no la tratara con desdén ni la considerara como algo anormal o extraño.

En el aula de pociones, donde solo estaban ellos dos y el profesor ocupado buscando algo con premura, Euphemia se hallaba en un momento de introspección. Desde el escritorio, Snape le lanzó la pregunta que flotaba en el aire, sin apartar la mirada de sus quehaceres.

—¿Desde cuándo puedes... hacer eso? — inquirió, yendo al meollo del asunto.

Euphemia, de pie ante él, se sintió momentáneamente insegura. La respuesta sincera emergió de sus labios mientras su mirada se perdía en la nada.

—No estoy segura...

La incertidumbre se apoderaba de sus pensamientos. Había ocasiones en las que su ira la impulsaba a reaccionar de manera instintiva, sin comprender del todo cómo lo hacía. ¿Había algo malo en ella? Recordaba brevemente encuentros similares con Dudley y Flint. Con el primero, la fastidiosa irritación se transformó en risas nerviosas, reflejo de cosquillas liberadas en ráfagas incontrolables. Con el segundo, la menospreciaba y la trataba como si fuera insignificante. Euphemia rememoraba el enfado que la embargó en aquel momento, deseando demostrarle que no era insignificante, aunque sin prever el daño que le infligiría.

Sumida en la ambigüedad de sus habilidades y motivaciones, Euphemia se cuestionaba su propio ser. ¿Realmente quería causar daño, o era simplemente una respuesta involuntaria a las circunstancias que la rodeaban?

Euphemia, en su esencia, no albergaba malicia en su corazón. No deseaba infligir daño a Flint, o al menos eso era lo que se esforzaba por convencerse a sí misma. En medio de la incertidumbre que rodeaba sus habilidades y reacciones, luchaba por comprender las motivaciones que la impulsaban en momentos de conflicto.

No era una persona malintencionada; su naturaleza parecía atrapada entre la necesidad de defenderse y la angustia de provocar dolor a los demás. El recuerdo del encuentro con Flint se arremolinaba en su mente, una mezcla de frustración y confusión. No quería herirlo, eso estaba claro, pero la manera en que sus habilidades reaccionaban ante la provocación seguía siendo un misterio para ella.

Euphemia se debatía entre la autoaceptación y la preocupación por el impacto que podía tener en quienes la rodeaban. A pesar de sus buenas intenciones, la falta de control sobre sus respuestas impulsivas la sumía en la duda. En su búsqueda de comprenderse a sí misma, se preguntaba si encontraría la manera de evitar causar daño, o si estaba destinada a ser una víctima de sus propias habilidades, atrapada en un dilema entre su verdadera naturaleza y las consecuencias involuntarias de sus acciones.

Un amanecer contigo (Hermione Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora