Chapter 14: XIV
XIV
Los pasos apresurados de los profesores resonaban por los pasillos, creando un eco de urgencia en el ambiente de Hogwarts. McGonagall llevaba a Harry del brazo, mientras Snape tiraba con fuerza de la túnica de ella; casi parecía que en cualquier momento caerían ambos al suelo. Mientras maldecía internamente al profesor Snape por su brusquedad, no pudo evitar preguntarse si el precio de fastidiar a Harry valdría la pena. Tal vez los expulsarían a ambos, pero la idea de que a ella le hicieran algo peor rondaba en su mente, generando un bufido de desagrado ante esa posibilidad.
Sin darse cuenta, McGonagall ya había llevado a Harry en una dirección opuesta a la suya. Se preguntaba si habría consecuencias más allá de la simple reprimenda por haber interferido en la situación. Mientras el pasillo quedaba atrás, la incertidumbre sobre el destino de ambos se apoderaba de sus pensamientos.
La tensión en el aire era palpable, y Snape se esforzaba por mantener una expresión imperturbable, a pesar de las miradas curiosas de algunos estudiantes que se asomaban por las puertas entreabiertas.
Snape abrió la puerta del salón con brusquedad, lanzándola al suelo y haciéndola caer sobre sus brazos.
—¡Qué es lo que le suced... — no pudo terminar la frase, ya que la mirada aterradora de Snape la silenció.
—Espere aquí. Y no toque nada — dijo Snape con frialdad, mientras la puerta se cerraba de un fuerte golpe.
Suspiró, sobándose las manos, consciente de que se había raspado ligeramente al caer. Volteó para observar el salón, sin recordar haber estado ahí alguna vez. Todo le resultaba nuevo.
Se levantó, sacudiendo su vestimenta, pero antes de dar un paso, la puerta fue abierta nuevamente. Snape estaba ahí otra vez, pero no venía solo. Jalaba de cuello a un chico, tenía los dientes ligeramente sobresalientes, cabello negro y un tono de piel pálido. No resultaba atractivo desde su perspectiva.
—Entre — habló Snape con firmeza, tirando al chico a un lado suyo. Al igual que lo hizo con ella, lo único diferente era que él no cayó al suelo. El chico gruñó ante aquella acción, pero sin decir una palabra. Su expresión denotaba incomodidad y cierta rebeldía, como si estuviera acostumbrado a enfrentar situaciones similares. El silencio tenso llenó la habitación mientras Snape observaba a ambos con una mirada penetrante.
—Señor Flint... — dijo Snape calmadamente —. Aquí, a su lado, tiene a su nueva golpeadora — Flint abrió los ojos, ensanchando aún más su amargura. Snape tomó la palabra —, ¿no es lo que usted deseaba?
—Es una mocosa — su tono de voz era amargo. Euphemia frunció el ceño hacia su dirección —. No pedí a alguien a quien deba enseñar, seguro no sabe ni dónde está parada, profesor.
Se notaba que aquel muchacho, Flint, le tenía respeto a Snape, pero no a ella. Y era cierto, no sabía ni dónde se encontraban. El desprecio en las palabras de Flint hizo que Euphemia apretara los puños, sintiendo unas pequeñas chispas de sus manos, pero se contuvo, consciente de que estaba en terreno desconocido y sin comprender completamente la situación. No podía actuar con la cabeza caliente ¿Verdad?
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Un amanecer contigo (Hermione Granger)
Teen Fiction¿Harry Potter tiene una hermana melliza?