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Alessandro líder de la mafia italiana secuestra a Adelaide hija menor de Nikolay Romanov jefe de la mafia rusa, en un ajuste de cuenta, todos tenemos un precio que pagar en la vida y Adelaide será ese pago para Nikolay, Alessandro será el k...
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Leandro.
Ella es muy bonita y a papá le gusta. Luego que ella se fue y botó a las mujeres que estaban almorzando se dirigió a hacer su trabajo con una media sonrisa, si, una media sonrisa. Ella debe ser especial.
-Su pastel es muy feo-coincidimos Carlo y yo en la cocina.
-Probemos, tal vez sepa bien-tomamos una cucharada para luego escupir lo que habíamos masticado, me limpio la boca totalmente asqueado-¡esto es incomible!, ¿acaso pensaba matar a mi padre?.
-No lo dudaría-Carlo está por echar el pastel a la basura pero mi padre lo detiene entrando en la cocina.
-Padre, eso está podrido-le advierto hiendo a beber un vaso de agua para que se me pase el mal sabor.
-No sean exagerados, no debe saber tan mal, los años debió enseñarle algo a esa niñata-toma una cucharada y antes de que se la meta en la boca, suelto.
-No digas que no te lo advertimos.
Y si, ni dos segundos y escupió esa cosa incomible.
-Deberían de prohibirle que pise una cocina en su vida-farfulla mi padre sirviéndose un trago para bebérselo de un solo-Ni el alcohol quita el mal sabor de mi boca.
-Ya imagino la reacción de los anteriores vecinos creo que por eso no hubo problemas de conseguir esta mansión tan rápido, líder.
Muy bonita pero fatal en la cocina.
-Ya entiendo su comentario con que me iba a encantar la bienvenida-gruñe negando.
-Si ella es mi nueva madrastra mis cumpleaños serán una pesadilla-me lamento.
-¡Leandro!.
-No soportas nada padre por eso ella huyó-corro fuera de la cocina para que no me alcance tras mi comentario. Zyrus, nuestro perro me alcanza ladrando se me tira encima haciéndome caer, mi padre me atrapa alzándome en el aire, doy lucha pero es otra batalla perdida fulmino al perro traidor.
-Por eso Lotty es mi favorita-papá se ríe mientras acaricia al perro.
-Buen trabajo, Zyrus.
Me anoto el darle de comer ese pastel a Zyrus.
-Y tú, repite lo que dijiste-me reta mi padre, le doy una de mis sonrisas abrazando su cuello.
-Ya no lo recuerdo-el me desbarata mi cabello, bufo.
-Sabes lo que te conviene, pequeño.
Me lleva al portal fuera de la casa que da la vista al mar oscuro que refleja la luna, el acaricia mi espalda.
-¿Te gusta ella, papá?-le pregunto, él se queda callado el sonido de las olas es lo único que se escucha me resigno a que no me va a responder.
