[Capítulo 4]

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Camila

En silencio, encendió el auto y nos puso en marcha. Tenía las manos apretadas en puños y las rodillas unidas, tan apretadas una con la otra. Estar encerrada en su coche no era nada bueno para mi pobre corazón.

Tantos recuerdos, tantos momentos, tantas salidas que aquí me embargaban. Miré por la ventanilla baja tratando de tranquilizarme y no llenarme de lágrimas ante tantos recuerdos dolorosos.

- Y - Dareen habló, temeroso - ¿qué hacías en la universidad a esta hora? Casi es de noche.

Bueno, me había quedado encerrada en uno de los baños luego de salir de mi última clase. Había ido allí ya que tenía la regla y necesitaba cambiar mis toallas por una nueva. También aproveché la soledad y me tomé un antihinflamatorio para los cólicos.

Pero no sé en qué momento, la puerta del baño fue cerrada, di unos gritos para que si aún quedaba alguien cerca que me ayudara, pero nadie me escuchó, o eso creía. Daria estaba del otro lado de la puerta riéndose de mí cuando me había escuchado gritar por ayuda. Casi le arranco los pelos cuando me dejó salir, pero no le bastó con encerrarme en ese baño, no. Me arrastró hasta el centro del jardín y empezó a decirme cosas horribles, cosas que me confirmaron que ella nunca había querido ser mi amiga.

- ¿Cómo has estado, robanovio? - me dijo cuando soltó mi brazo.

¿Qué se creía? No entendía nada de lo que había dicho pero lo que más me dolió fue lo último que me dijo, justo antes de que Hart apareciera:

- Las niñas frágiles son como un muñeco de títere, las mueves a tu antojo y luego las dejas caer- soltó una risa de villana y volvió a decir -, disfrutamos mucho ese beso, cariño..., hasta que llegaste.

- ¿Hey? ¿Estás bien? - parpadeé confundida mirando a los ojos grisáceos del chico a mi lado.

- Si, si.

- Te quedaste perdida por un segundo, hasta me dio miedo - bromeó ladeando su boca, tan sensual y apetitosa. -. Bueno, ¿me respondes?

- Me quedé encerrada en uno de los baños, cuando salí me encontré con ella. - mentí, él asintió con la mirada puesta en la carretera.

- No sé que te haya dicho, no sé que mentiras te puedo decir, Camila, pero no la escuches. - fruncí las cejas mirando a la ventana cuando sus ojos se conectaron con los míos. Esa tormenta era demasiado para mí en estos momentos.

- No dijo nada que me quite el sueño - respondí seca, fría cuando detuvo el coche frente a mi departamento -. Nada que no haya superado.

Me quité el cinturón escuchando como Dareen suspiraba profundo, pesado. Abrí la puerta para bajarme y tomé mi bolso.

- ¿Puedes darme algo de agua? - abrí los ojos quedándo pasmada - Perdón, es que estaba ejercitándome y dejé mis cosas en el campus.

¿Subir? ¿Subir con él a mi departamento? ¿Estar a solas con él, tan cerca de una cama? ¡Agr maldita cara hermosa que me hacía temblar todo!

- Está bien, pero solo a tomar agua. - advertí cuando se bajó del auto.

- ¿Quieres otra cosa, conejita? - sonrió rodeando el auto hasta pararse frente a mis narices.

«Conejita» tantas noches soñando con su voz, tantas noches teniendo pesadillas en las que él aparecía, junto a una chica idéntica a él, en las que aparecía y se burlaba de mí. Días en los que estaba hundida en un dolor profundo, en una cicatriz abierta nuevamente...

Dios, es que es hermoso. Tragué saliva mirando su sonrisa, era tan creída y hermosa que me concentré solo en ella. Embobada, miré su cuello pálido, la V de su camisa que le dejaba a la vista su pecho. Apreté mis uñas contra las palmas de las manos y luego di un paso atrás.

Cuando te tenga (II) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora