[Capítulo 19]

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Holi! Este capítulo me costó escribirlo. Es sentimental y muy bonito así que espero les guste <333.

Camila

Le había pedido un favor a Leah, uno un poco grande pero es que no podía simplemente irme y dejarlo a la deriva, solo y abandonado.

— No te preocupes, me encargaré de él. Estará en buenas manos. — dijo mientras acariciaba las orejas peludas de un embobado Queso.

— Solo tienes que darle sus croquetas una vez al día y siempre mantenerle su plato con agua limpia. Es muy pulcro con eso y si no la tiene fría no la bebe. Por favor, encárgate de sacarlo a pasear en la tarde y llevarlo al parque que hay dos cuadras más adelante, adora jugar con las palomas. — voy diciendo mientras termino de sacar mi mochila con lo necesario al saloncito — Si lo notas inquieto y rasgando sus uñas en las alfombras es que desea hacer pis, así que déjalo ir al periódico allá en el balconcito y listo. Si ladra solo...

— Okey mamá, ya entendí todo. No tienes que repetirlo por décimosexta vez.

Sonreí apenada. Llevaba desde temprano repitiéndole lo mismo. Debía de tenerla abrumada con mi intensidad.

— Es que es un poco complicado y sencible y desde ya siento que lo voy a echar de menos. — me inclino y como buen amigo, se acerca hacia mis rodillas moviendo su cola peluda para luego darme un gran lametón en las palmas de las manos. — Yo también te quiero.

El perro lloriquea cuando me ve saliendo de casa con mi mochila, es como si presintiera que lo dejaría. Leah me cerró la puerta en la cara porque no lograba despedirme de mi perro y a este le iba a dar algo si seguía ladrando por mi.

— Ya, ya, lárgate. — me dijo — Seguro que cuando cierre la puerta se olvida de ti.

— Cierto, vuelvo en unos días. Te quiero. — murmuró un <Te queremos también así de pesada> y luego cerró la puerta.

Bajé hasta detenerme frente al taxi que esperaba por mi llegada. Las cinco horas de trayecto fueron aburridas pero me resultaron más amenas con la playlist que había preparado para el viaje. Tarareo por lo bajo mientras «Bring me to life» se escuchaba por mis audífonos. El taxi se detuvo en frente a mi casa y rápido pagué y entré.

— Cariño, cuando dijiste que vendrías no pensé que sería así de rápido. — Tía Ada me abrazó al entrar.

— ¿Dónde está papá? — me separé de sus brazos y miré las escaleras, esperando que bajara a recibirme.

— En su habitación, no ha salido de ahí desde la cena. — su voz tiene una preocupación que me alerta.

Subo a mi habitación dejándo mis cosas para luego devolverme y detenerme frente a la puerta de la habitación de mis padres. Toco tres veces con los nudillos de mis dedos y escucho su leve respuesta a través de la puerta.

— Adivina quién está aquí. — pronuncié con voz cantarina. No quería que supiera que estaba aquí por su extraña actitud. No quería tomarlo de esa manera, así que dejándolo entender que es una sorpresa seguro lo alegra.

— Estrellita ¿Amor qué haces aquí?— la voz de mi padre siempre ha sido lo mejor que he podido buscar para calmarme. Surge efecto tan rápido que ninguna medicina lograría competir con esto.

Cuando te tenga (II) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora