[Capítulo 20]

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Camila

El fin de semana se me va muy rápido. Entre charlas con la tía Ada, salidas al parque con Anny y regando plantas con papá y escuchando sus consejos todo fue muy rápido. El domingo había llegado muy deprisa.

De vuelta a la residencia Queso había enloquecido. Daba saltos y vueltas como un trompo de la emoción. En mi corazón de pollo eso significó mucho. Leah había mantenido el departamento en orden y todo con relación a Queso estaba bien.

—¿Cómo te fue? —le había dicho a Leah que me iría porque papá estaba actuando extraño, pero no le dije nada de Máximo. —¿Está bien el señor Erick?

—Si, solo con problemas de trabajo. —estábamos sentadas en el saloncito mirando una maratón de películas de Barbie, llevábamos aquí toda la tarde desde que el taxi me había dejado en la entrada.

No dijimos más nada y seguimos fijando la vista en la pantalla por unas horas más hasta que el timbre del departamento sonó y los crespos de Matías aparecieron.

—Hola, Cam ¿Qué tal el fin de semana familiar? —Leah había ido a mi habitación a recoger sus pertenencias.

—Bien, muy emotivo la verdad. —mi cabeza viajó hacia el momento en que papá me había aconsejado hablar con Dareen. No sabía si hacerlo o no, estaba ahora comprometido y nunca me interpondría en una relación. Menos si la chica está intentando ser mi amiga.

—Que bien.

Leah apareció dando brinquitos mientras acomodaba sus lentes. Le dio su mochila a su novio y luego se volteó a verme.

—Te quiero, nos vemos mañana en la uni. —me despedí lanzándole un beso y luego seguí viendo la tele.

El timbre volvió a sonar haciéndome fruncir las cejas.

—Ay Leah, ¿dónde tienes la cabeza? ¿Qué se te qued...?

—Hola.

Jodeme.

Dareen estaban frente a mi con una caja de pizza y una botella de vino tinto y con su mejor sonrisa de encantador. Me aclaré la garganta cuando me quedé mirando más de lo debido su cuerpo alto y atlético.

—¿Qué haces aquí?

—Vine ayer y Leah me dijo que estabas en casa y que volverías hoy. Así que espero no hayas cenado, porque yo no lo hecho. —sus ojos estaban brillosos y su voz algo aguda.

—¿Y Victoria? ¿Vino contigo?

Ok, estaba siendo demasiado pesada pero es que me sentía extrañada. Ya no sabía cómo reaccionar a tenerlo solo frente a mi.

—No, ella está en una cita con unas amistades haciéndose la manicura, creo. —se encogió de hombros poco interesado en el paradero de su prometida. —¿Me permites pasar? Es que me pesa esto.

—Oh, claro. —me corrí hacia un lado, dejándolo entrar. —Pasa.

Dareen fue directo hacia la mini cocina y buscó entre los gaveteros dos platos y unas copas. Abrió la botella mientras yo lo miraba como estúpida. Al hacer presión para sacar el corcho sus brazos se marcaron y se notaron lo fuerte debajo de su sudadera gris. Sus manos fuertes y largas agarraron las copas sirviendo el líquido para los dos.

—¿Quieres de gouda o de jamón alemán?

Sus ojos estaban fijos en los míos mientras yo lo observaba detenidamente. Estaba tan sexy el idiota, había que aceptarlo. Su altura imponente, su pelo alborotado y oscuro cubriendo parte de su frente y orejas, sus hombros anchos, su cintura y sus piernas definidas.

Cuando te tenga (II) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora