El terrible intento de venganza de Yukiko

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De la nada, oímos una risa aguda y chillona. Inmediatamente supe quién era. Ese alguien comenzó a golpear la casa rodante, cosa que nos sorprendió y nos puso alerta a todos.

Choso: ¿Qué demonios?

Esmeralda: Creo que sé quién es.

Salimos y nos encontramos a Yukiko riéndose como una desquiciada. Estaba tratando de destruir mi casa rodante, por lo que me acerqué y le di una bofetada para sacarla de su trance. Ella se enojó y me empujó, pero yo le arañé la mano.

Yukiko: Ouch, ¿por qué me haces eso? (mira a Sukuna) ¡Sukuna, tu novia me agredió físicamente!

Sukuna: (cara de asco) Esa lunática no es mi novia, pero estaba en su derecho de agredirte. Literal tú y tu amiguito confabularon para sellarme y tomar mi lugar.

Yukiko: (se enoja) ¡Ay, eres un imbécil!

Ella intentó golpearlo, pero Sukuna esquivó su patético intento de agresión y la mandó a volar por los aires. Todos nos quedamos observándola volar como pendejos. Unos minutos después, regresó bastante furiosa y pisoteando fuertemente.

Esmeralda: Deja de rabiar como niña chiquita.

Sukuna: Mira quién habla.

Esmeralda: Lo dice el que me hizo pucheros hace un tiempo (risas) Te veías adorable.

Sukuna: ¡Cállate!, ¡yo no soy adorable! (avergonzado)

Esmeralda: (risas)

Yukiko intentó agarrarme, sin embargo, un shikigami de Megumi se lo impidió. Ella tenía la cara muy roja de la rabia y pisoteaba. De repente, invocó una enorme maldición. 

Jogo: ¿Ya ven lo que hicieron? Ahora vamos a morir todos.

Choso: Yo me encargo.

Choso usó su técnica de manipulación sanguínea, para cortar a la maldición, destruyéndole rápidamente. No pude evitar reírme. Fue mucho más fácil de lo planeado. Nos quedamos esperando a que Yukiko hiciera algo más. Ella se liberó del agarre del shikigami de Megumi, y todos nos estábamos mirando mutuamente en un silencio incómodo.

Esmeralda: ¿Eso es todo?

Yukiko: ¡NO!, ¡me las vas a pagar, fea!

Esmeralda: Ay, no sigas, que me sonrojo. Es lo más lindo que me han dicho (le tira un beso)

Yukiko: (se desespera) Aaaaaaagh, te odio, te odioooo.

Esmeralda: Sí, aquí también te queremos mucho.

Todos le sonreímos sarcásticamente y estuvimos así por unos minutos. Ella estaba sorprendida. Luego de eso, arrojó una maldición hacia nosotras, pero yo la aplasté, exorcizándola enseguida. 

Sukuna: ¿Eso es todo lo que tienes? Sin duda eres una perdedora. Me haces perder el tiempo.

Ryohei: Nos haces perder el tiempo, querrás decir.

Sukuna: Cállate.

Ryohei: Pues cállame, a ver si tienes cojones.

Sukuna: Eres un imbécil, hermano falso. Por cierto, mocosa degenerada, ¿por qué no le haces una prueba de sangre a este idiota?

Ryohei: ¿Perdona?

Esmeralda: Bueno ya cálmense. Primero, encárguense de la loca esa y luego vemos lo de la prueba de ADN.

Sukuna: Agh.

Yukiko trató de abalanzarse sobre nosotros, pero la empujamos hacia atrás. Fue más fácil de lo que creímos. Me percaté en ese momento que ya no tenía energía maldita ni ideas, por eso estaba recurriendo a estrategias baratas e inútiles. 

Choso: ¿Se te acabaron las ideas, verdad?

Yukiko: (suspira) .......sí.

Sukuna: Basura.

Esmeralda: Ay Sukuna, cállate, cierra el hocico.

Sukuna: A mí me hablas bonito, mocosa loca.

Sukuna se le acercó a Yukiko y usó una técnica para desintegrarla. Nadie dijo nada durante ese instante. Simplemente íbamos volviendo a la casa rodante. El semi-dominio desapareció y ya podíamos continuar con el viaje. Estuvimos en paz durante un par de horas, hasta que cierto individuo vino a mi cuarto para hacerme la vida imposible.

Sukuna: Oye, tú, enferma.

Esmeralda: ¿Se puede saber qué carajos quieres?

Sukuna: ¿Sientes algo por mí?

Esmeralda: Pfffffft, ¿y por qué preguntas eso? (me sonrojo un poco)

Sukuna: Porque me molestas más de lo usual.

Esmeralda: Hmmm...

Sukuna: ¿Estás sonrojada?

Esmeralda: Ummm...yo...

Sukuna: ¿Y bien?, ¿Sí o no?

Esmeralda: N-no.

Sukuna: Hmmm, bien. 

Y se marchó. Mi corazón estaba latiendo rápido, por lo que me toqué el pecho para ver por qué me pasaba eso. Me sentía nerviosa y mi cara estaba caliente. Empecé a creer que tal vez sí me atraía Sukuna de alguna forma, pero luego quité esos pensamientos de mi mente y decidí hacerme algo de comer, porque estaba comenzando a sentir hambre. Me hice un sándwich de huevo y jamón, estaba muy delicioso.

Megumi: Dame.

Esmeralda: ¿Hmm?

Megumi: Quiero sándwich.

Esmeralda: (le hace uno mágicamente) Ahí tienes, corazón.

Justo cuando Fushiguro empezó a comerse su comida, llegaron los demás. Nos miraban fijamente, como si quisieran pedirnos algo. Yo opté por seguir comiendo y no decir nada. Para mi suerte, no dijeron palabra alguna y se marcharon a seguir con sus asuntos. Terminamos la comida, nos bebimos una limonada que había en la nevera y nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones. Decidí hablarle a Utahime.

Utahime: ¿Esmeralda-san?, ¿estás bien?

Esmeralda: Sí, por cierto, ¿han averiguado algo sobre otros dedos de Sukuna?

Utahime: Encontramos 1 ayer. ¿y tú?

Esmeralda: Encontramos 1, pero tenía algo que impedía a Sukuna comérselo. Hace poco derrotó a una enemiga nuestra, así que no sé si haya tenido algo que ver. Iré a revisar.

Busqué en algunas cajas y encontré aquel dedo de Sukuna "sellado", y pude ver que ya no tenía ese supuesto sello, por lo que decidí ir a entregárselo.

Esmeralda: Oye feo, aquí está tu dedo de porquería.

Sukuna: Gracias, mocosa enferma (se lo come)

Esmeralda: Menuda higiene la tuya.



Si yo estuviera en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora