Gojo: ...Y luego te desviarás por esta carretera. Llegarás hasta unas ruinas y le pondremos fin a este asunto.
Esmeralda: Perfecto.
Estaba muy contenta. Finalmente me iba a librar de estos parásitos, e iba a poder volver a casa. Gojo me había contado todo el plan, y sobre cómo nos íbamos a encargar de todos ellos. A Sukuna le cortarían la cabeza y su cuerpo sería destruido, por lo que ya no sería una amenaza. A Ryohei lo sellarían. A Choso lo arrestarían y lo encerrarían para estudiarlo. Y los demás serían exorcizados. Me puse a brincar como una niña de 5 años en la cama, hasta que llegó Choso.
Choso: ¿Por qué celebras?
Esmeralda: Porque quiero, ¿algún problema?
Choso: No, para nada. ¿Acaso Gojo te dio alguna buena noticia?
Esmeralda: Sí, dentro de poco me voy a librar de ustedes. Y finalmente seré feliz.
Choso: ¿A qué te refieres?
Esmeralda: Pronto lo descubrirás (risita)
Estuve un par de días planificando en secreto todo lo que haría para reencontrarme con los demás. Revisé varias veces el mapa de Japón, y estuve creando algunas armas que me ayudarían a acabar finalmente con ellos. Escondí mis creaciones debajo de mi cama y usé una técnica para hacerlas invisibles, de ese modo, no tendría que soportar quejas ni preguntas incómodas y evitaría delatar a mis amigos y a mí misma. En la tarde, mientras me comía un helado de vainilla, Megumi se me acercó para hablar.
Megumi: ¿Esmeralda-san?
Esmeralda: Dime, Fushiguro.
Megumi: ¿Algo está ocurriendo?, ¿hablaste con Gojo?
Esmeralda: Sí (susurra) Ya falta poco para que esto acabe. Pronto nos desharemos de Sukuna y del resto. Volverás con tus amigos y todo volverá a la normalidad.
Megumi: (suspira de alivio) Eso me alegra, ya no soporto esta situación.
Esmeralda: Lo mismo digo. ¿Quieres helado?
Megumi: Sí.
Mientras nos comíamos el helado, escuchábamos a cierto individuo pelearse con Ryohei, porque supuestamente lo había visto usar una técnica maldita para atacarle. No pude evitar soltar una carcajada ante semejante gilipollez.
Sukuna: ¡Cállate, mocosa malcriada!
Esmeralda: No me dices que hacer, feo de porquería.
Sukuna: ¿Sabes que te detesto, loca del demonio?
Esmeralda: Yo también te quiero mucho, animal salvaje.
Sukuna: Por cierto, la escoria de Choso me dijo que te ibas a deshacer de nosotros, ¿a qué te refieres?
Esmeralda: A nada especial, querido. Será una sorpresa.
Megumi: Sí, una sorpresa.
Sukuna: Hmmm, interesante.
Más tarde, durante la cena, Sukuna y Ryohei volvieron a discutir por lo mismo de la tarde. Por cierto, estábamos comiendo pizza.
Ryohei: Ya te dije que yo no te iba a hacer nada.
Sukuna: Claro que sí, por algo trataste de jalarme por el kimono.
Esmeralda: Ya dejen de pelearse, par de babotas.
Ryohei: ¡Tenías el kimono mal puesto, imbécil!
Sukuna: Claro, y yo nací ayer.
Yo simplemente me levanté de la mesa y agarré una revista. Me acerqué a los dos y les di un golpecito en la cabeza, para que se quedaran callados, y en efecto, eso hicieron. Me reí un poco y luego volví a mi puesto a terminar de comerme mi tercera rebanada de pizza.
Choso: Te gusta mucho la pizza, ¿verdad?
Esmeralda: Sí. Es mi droga, es mi amor.
Ryohei: (risas)
Sukuna: Patético, mocosa degenerada. No puedo creer que te guste esta basura.
Esmeralda: Lo dice el que tiene tendencias caníbales.
Sukuna: Eso es diferente.
Esmeralda: No, no lo es. Yo no tuve que hacer nada, así que ahora te me jodes y te me quedas tranquilo.
Un par de horas después, nos detuvimos frente a una casona abandonada. Nos bajamos y fuimos a investigar el exterior. Era un lugar grande, y tenía un estilo occidental, específicamente inglés. No estaba en tan mal estado, por lo que asumimos que había sido abandonada recientemente. Entramos y pudimos observar que aún habían objetos de la familia que alguna vez vivió allí. Habían cuadros y fotos por todas partes.
Jogo: Este lugar es peculiar. Puedo percibir mucha negatividad aquí.
Choso: Sí, por algo los que residían aquí, se marcharon.
Esmeralda: Siento mucha energía maldita. Tal vez haya una maldición de clase especial por algún lado.
Oímos unos ruidos extraños que provenían del sótano, así que fuimos allí para ver qué sucedía. Nos detuvimos ante la escalera y no sabíamos quién iba a bajar primero.
Sukuna: ¿Quién de ustedes se atreve a bajar allí?
Esmeralda: ¿Estás insinuando que eres un cobarde que no quiere bajar?
Sukuna: ...
Esmeralda: (sonrisa sarcástica) Te estás humillando tu solito, querido.
Sukuna: (hace mala cara) Agh, está bien, yo bajo.
Esmeralda: Te puedo dar un osito de peluche si tienes miedo (sonrisa)
Sukuna: Te odio, mocosa malcriada.
Sukuna bajó al sótano y se encontró a una enorme maldición. Nos llamó y todos corrimos hacia él. Nos quedamos estupefactos al ver semejante barbaridad delante de nosotros. Nos pusimos en posición de combate, sin embargo, nos dimos cuenta que el espíritu maldito era estático. No podía moverse de su ubicación, lo cual nos facilitó su exorcizamiento.
Sukuna: Fue más decepcionante de lo que creí. ¿Es que no hay ningún lugar maldito interesante?
Esmeralda: Pues ya estuvimos en un pueblo repleto de maldiciones, nos enfrentamos a unos enemigos en las torres esas, humillamos a la difunta Yukiko. ¿Qué más quieres? ¿Una guerra nuclear? Aprende a ser humilde, rey sin reino.
Sukuna: Ay sí, lo que tú digas, loca.
Cuando acabamos con la maldición, tres dedos de Sukuna cayeron al suelo.
Sukuna: Parece que sí valió la pena investigar este lugar (agarra sus dedos y se los come)
Choso: ¿Alguien más siente la tensión?
Esmeralda: Yo.
Jogo: Y yo.
Ryohei: Y yo.
Sukuna estaba sonriendo orgulloso, mientras nosotros lo mirábamos con asco, ya que se había comido esos dedos. Simplemente volvimos a la casa rodante. Una vez ahí, saqué mi teléfono y le reporté todo a los chicos.
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Si yo estuviera en Jujutsu Kaisen
FanfictionSoy Esmeralda, y sólo haré un fanfic acerca de Jujutsu Kaisen, como si yo estuviera en la serie. Cabe aclarar, que NO habrán spoilers del manga ni de la segunda temporada.