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Presión Explosiva
- Capítulo trece -

La luz entraba en su habitación, el clima se sentía agradable con el aire acondicionado y el sonido a lluvia en la ventana, era una sensación pacífica y familiar a la cuál Hiro desearía poder acostumbrarse, abrió los ojos y se sentó en la cama, parpadeando un par de veces. En el silencio de la habitación pudo percibir el sutil aroma a perfume de hombre que parecía ya estar casi por desaparecer, mezclado con madera y ese característico olor que dejan los aires acondicionados en las habitaciones, giró su cuerpo para ver en dirección a su ventana detrás de él, las gotas de lluvia estrellándose contra el cristal de forma agresiva, rascó su nuca, pensando en que sería tedioso ir al trabajo así, definitivamente un paraguas no sería suficiente para Baymax y para él. Baymax, recordó, girando nuevamente para ver a la estación de carga del robot frente a su cama, entonces algo hizo click en su cabeza, fuera de su ventana, si bien estaba nublado y lluvioso, podía notarse que era de día, el sol estaba brillando escondido detrás de las nubes grises, al contrario de la hora en la cuál suele levantarse Hiro, cuando aún la luna está dando sus últimas horas justo a la oscuridad.

Era imposible que no hubiese prestado atención a Baymax cuando intentó despertarlo, azarado se levantó de la cama, sacudiendo la pereza y corrió hasta Baymax, activando manualmente el encendido, llevando sus manos a la cabeza en desesperación corrió a su escritorio, tropezando en el camino con alguna pieza mecánica que olvidó recoger en la noche y tomó su teléfono, que seguía conectado al cargador, tal cuál lo dejó la noche anterior, viendo la hora y ahogando un grito - Baymax, maldita sea, ¿Por qué no me despertaste? Son las nueve y media, llegaremos tarde - corrió a su guardarropas, quitándose a tropezones la ropa y escogiendo lo más rápido que pudo algo que usar, tampoco es como que se esforzara demasiado a la hora de vestir de todos modos.

—Lo lamento Hiro, pero tienes programado en tu agenda para hoy el día libre— Hiro lo miró confundido mientras abrochaba su pantalón, acercándose a la pantalla donde todos los días ocupados estaban marcados cada uno con rojo, pero el sábado estaba en verde, lo cuál lo hizo fruncir el ceño pues no recordaba en lo absoluto haber programado nada.

—Estás mal, yo no lo programé, hoy trabajamos como todos los días Baymax, vamos, cepillaré mis dientes y salimos de aquí— ya vestido, tomó a Baymax de la mano y lo intentó arrastrar fuera de la habitación con prisas, pero justo antes de abrir la puerta, fue detenido de los hombros por el robot —Baymax, ¿Qué te pasa? Pensé que te había configurado para que dejaras de intervenir en mis horarios laborales—.

—Lo hiciste, pero fui reprogramado para evitar que pongas carga laboral en tus días libres en la compañía, los cuales son solo los sábados— se giró al robot, encarándolo con confusión y frustración —Tu salud mental también es importante, y la carga de estrés extremo no ayuda a mejorarla, el primer paso para sanar...—.

— ¡Ya sé, ya sé, no parabas de decirlo y por eso te programé para que pararas — interrumpió Hamada, dejando al robot con su dedo en alto a mitad de su explicación — ¿Quién te programó? ¿Cuándo? — Hiro ya se había rendido respecto a ir al trabajo, ahora solo quería saber quién lo hizo, volver a programar a Baymax y salir a patrullar para al menos hacer algo con su vida ese día.

— Llamando a Honey Lemon — Hiro hizo una expresión sorprendida, que a la vez se mezclaba entre frustración y traición, ¿En serio? Pasó su mano por su cara e hizo un sonido de molestia, sabía cuando pasó esto, seguramente fue cuando dejó a solas a la rubia en su oficina.

— Buenos días Hiro, ¿Ya desayunaste? — Honey ni siquiera miraba la pantalla, tenía fija su vista en lo que sea en lo que estuviera trabajando, a Hiro no le importaba, no le importaba nada a este punto, solo estaba molesto.

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