To Catch an Heir

Capítulo 5

Gemiquear (verbo): 

1. Gemir o lloriquear con poca fuerza, o con voz débil como un niño.

 2. Piar lastimeramente como un pollo.

«Si me quedara algo de voz, debería gemiquear».

   Del diccionario personal de Louis Tomlinson.

𖥸𖥸𖥸𖥸𖥸

—¡Dios mío! —exclamó Louis, olvidándose de que debía estar mudo.

—¿Y desde cuándo demonios ha recuperado la voz? —le preguntó su captor.

—Eh… Esto… Desde no hace mucho rato.

—Vamos, Harry —dijo el otro hombre—, te convendría moderar el lenguaje. Hay un omega presente.

—¡Vete a la mierda! —explotó Harry—. ¿Sabes cuánto tiempo he perdido con este omega? El verdadero Carlos de León ya debe de estar a medio camino de China.

Louis tragó saliva con nerviosismo. Así que era Harry. Le quedaba bien ese nombre, corto y rotundo. ¿Sería su nombre de pila o su apellido?

—Y puesto que no es el omega que dijo que era —continuó él, estremeciéndose de furia—, ¡¿quién demonios es?!

—En ningún momento he dicho que sea Carlos de León —dijo Louis.

—¡Demonios si no lo ha hecho!

—Simplemente no dije que no lo era.

—¿Quién es, entonces?

Louis pensó un momento qué respuesta dar, y decidió que su único recurso era ser totalmente sincero.

—Me llamo Louis Tomlinson—dijo, mirando a Harry a los ojos, por primera vez desde que los dos alfas entraron en la habitación—. Oliver Prewitt es mi tutor.

Los dos alfas se quedaron mirándolo en silencio, sorprendidos. Pasado un momento, Harry miró a su amigo y rugió:

—¡¿Por qué demonios no sabíamos que Prewitt tenía un pupilo?!

El otro alfa soltó una maldición en voz baja, y luego otra en voz más alta.

—¿Y yo que mierda voy a saber?, Alguien va a tener que responder por esto.

Entonces Harry volvió la mirada hacia él.

—Si es usted el pupilo de Prewitt, ¿dónde ha estado estas dos últimas semanas? Hemos vigilado la casa día y noche, y sabemos sin duda alguna que usted no estaba ahí.

—Estuve en Bath. Oliver me envió a cuidar de su anciana tía. Se llama Marigold.

—Me importa un rábano cómo se llama.

—Ya me lo imaginaba —masculló Louis—. Tan solo pensé que debía decir algo.

Harry lo agarró por los hombros y lo miró fijamente.

—Va a tener que explicárnoslo todo, joven Tomlinson.

—Suéltalo —le dijo su amigo en voz baja—. No te enfades.

—¿Qué no me enfade? —rugió Harry, en un tono que indicaba que ya no le quedaba paciencia—. ¿Te das cuenta de que…?

—Piénsalo. Lo que ha dicho tiene lógica. Prewitt recibió un buen cargamento la semana pasada y necesitaba alejarlo. Es evidente que él es lo bastante inteligente para olerse lo que hacía.

Louis sonrió de oreja a oreja ante el cumplido, pero vio que a Harry no parecía importarle su intelecto en absoluto.

—Esa fue la cuarta vez que Oliver me envió a visitar a su tía —dijo con el fin de ser útil.