Capítulo 12

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Paliativo (sustantivo): Aquello que mitiga, atenúa o da un alivio superficial o temporal.

«Un beso, estoy comprendiendo, es un débil paliativo cuando a uno se le está partiendo el corazón».

Del diccionario personal de Louis Tomlimson.

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Harry alargó una mano y le tapó la boca a Louis. Él sabía estarse callado, tenía años de experiencia en el arte de guardar absoluto silencio, pero no sabia qué haría Louis; ese loco omega podría estornudar en cualquier momento, o hipar, o moverse nervioso.

Louis lo miró indignado por encima de su mano. Sí, pensó, era del tipo que se agitaría por los nervios. Con la otra mano le agarró el brazo con fuerza cerca del hombro, decidido a mantenerla inmóvil. No le importaba si le dejaba un moretón que le durara una semana. No quería ni imaginarse lo que haría Prewitt si descubría a su rebelde pupilo escondido detrás de un sofá en el salón. Al fin y al cabo, cuando Louis huyó, se llevó eficazmente su fortuna con él.

Prewitt bostezó y se levantó.

A Harry se le aceleró el corazón por la esperanza, pero el maldito cabrón simplemente fue hasta la mesita y se sirvió otro coñac.

Miró a Louis, interrogante. ¿Acaso no le había dicho una vez que Prewitt nunca bebía licor en exceso? Él se encogió de hombros; era evidente que no sabía explicar por qué hacía eso su tutor.

Prewitt volvió al sofá y se sentó lanzando un fuerte gruñido. Pasado un momento masculló:

 —Maldito muchacho.

Louis abrió mucho los ojos.

«¿Tú?», articuló Harry, señalándolo.

Louis se encogió de hombros y pestañeó.

Harry cerró los ojos y estuvo un momento así, tratando de imaginar a quién se referiría. Era imposible estar seguro. Podría tratarse de Louis o de Carlos de León.

—¿Dónde demonios estará? —dijo Prewitt entonces.

A eso siguió el sonido de tragar. Seguro que el coñac.

Louis se señaló y él sintió en la mano que formaba la palabra «¿Yo?», pero no contestó. Tenía toda su atención concentrada en Prewitt. Si ese cabrón traidor los descubría en ese momento, la misión quedaría abortada. Bueno, no del todo. No le cabía duda de que entre él y Riverdale podrían arrestarlo fácilmente esa noche si surgía la necesidad, pero eso significaría que sus cómplices quedarían libres. Era mejor tener paciencia y esperar las tres semanas. Entonces el grupo de espías quedaría eliminado para siempre.

En ese momento, justo cuando comenzaban a adormecérsele los pies sobre los que estaba sentado, Prewitt se levantó, fue a dejar la copa sobre la mesa y salió del salón.

Después de contar hasta diez, Harry quitó la mano de la boca de Louis y lanzó un largo suspiro de alivio.

El omega suspiró también, aunque rápido, y al instante preguntó:

—¿Crees que se refería a mí?

—No tengo ni idea —contestó él con sinceridad—. Pero no me sorprendería que fuera de ti de quien hablaba.

—¿Crees que ha descubierto a Niall?

Él negó con la cabeza.

—Si lo hubiera descubierto, estaríamos oyendo algún tipo de alboroto. Aunque eso no significa que ya estemos a salvo. Por lo que sabemos, igual ha decidido dar un largo paseo por el pasillo antes de entrar en el salón sur.

To Catch an HeirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora