Guiñar (verbo): 1. Cerrar un ojo. 2. Entornar ligeramente los párpados; pestañear.
«He descubierto que las situaciones que me ponen nervioso me inducen a guiñar o a tartamudear».
Del diccionario personal de Louis Tomlinson.
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Una hora después, Louis se sentía como nuevo, al menos en la parte física. El aire fresco y salado tenía extraordinarias virtudes reconstituyentes para los pulmones. Por desgracia, no era tan eficaz para el corazón y la cabeza.
¿Amaba a Harry Styles? Era de esperar que sí. Le gustaría pensar que no se habría comportado de una manera tan indecente con un alfa por el que no sintiera un afecto profundo.
Sonrió con sarcasmo. Lo que debería estar pensando era si Harry le tenía afecto a él. Creía que sí, o al menos un poco. Su preocupación por su seguridad y bienestar fueron evidentes la noche pasada, y cuando lo besó…, bueno, no sabía mucho sobre besos, pero percibió una especie de hambre en él, y el instinto le decía que ese hambre lo reservaba solo para Louis.
Y era capaz de hacerlo reír. Eso tenía que contar algo.
Justo cuando comenzaba a encontrarle sentido a su situación, oyó un ruido, seguido por crujidos como de madera al romperse, y luego un grito claramente femenino.
¿Qué estaba ocurriendo?, pensó, arqueando las cejas. Deseó ir a mirar, pero no debía revelar su presencia en Bournemouth. Aunque no era probable que ningún amigo de Oliver viajara por ese camino tan poco transitado, si alguien la reconocía sería todo un desastre. De todos modos, alguien podría estar en problemas.
La curiosidad ganó a la prudencia y se dirigió a toda prisa hasta el lugar donde había oído el ruido. No obstante, al acercarse aminoró el paso, por si consideraba que le convenía continuar escondido.
Ocultándose detrás de un árbol, asomó la cabeza hacia el camino. Un espléndido carruaje aparecía medio volcado sobre el camino de tierra, con una rueda rota. Alrededor del carruaje iban y venían tres hombres y dos damas. Nadie parecía haber sufrido daño alguno, así que decidió continuar detrás del árbol, hasta que hubiera evaluado la situación.
Muy pronto la escena se convirtió para él en un fascinante rompecabezas. ¿Quiénes eran esas personas y qué había ocurrido? No tardó en darse cuenta de que quién estaba al mando era la dama mejor vestida: una joven muy hermosa, de pelo castaño oscuro que asomaban por debajo de la papalina, y que daba órdenes de una manera que revelaba que había tratado con sirvientes toda su vida. Le calculó treinta años, tal vez algo más.
La otra dama era probablemente su doncella, y de los hombres, supuso que uno era el cochero y los otros dos, escoltas. Los tres hombres vestían la misma librea de color azul oscuro. Quienesquiera que fueran esas personas, eran de una casa muy rica.
Tras un minuto revisando el carruaje, la dama al mando envió al cochero y a uno de los jinetes en dirección al norte, posiblemente en busca de ayuda. Después miró los baúles que habían caído del carruaje y dijo:
—Podríamos usarlos para sentarnos.
Entonces los tres viajeros que quedaban se sentaron a esperar.
Pasado un minuto de estar ahí sentada sin hacer nada, la dama giró la cabeza hacia su doncella y le preguntó:
—¿Mi bordado está en algún lugar accesible?
La doncella negó con la cabeza.
—Está dentro del baúl más grande, milady.
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To Catch an Heir
FanfictionHasta que llegue a la mayoría de edad, Louis Tomlinson vive a merced de Oliver Prewitt, su codicioso tutor, y de su repulsivo hijo Percy. Y justo cuando está a punto de alcanzar esa tan ansiada libertad, Percy intenta seducirlo violentamente. Louis...