Capítulo 15

212 26 2
                                    

Fratricidio (sustantivo): El acto de matar a un hermano o hermana.

«Temí un fratricidio, de verdad».

 Del diccionario personal de Louis Tomlimson.

𖥸𖥸𖥸𖥸𖥸

Gemma le sonrió alegremente y entró en el vestíbulo.

—¡Qué alegría verte, Harry! Supongo que estás sorprendido.

—Sí, eso podría decirse.

—Habría llegado antes…

¿Antes?

—… pero tuve un pequeño accidente con el carruaje, y si no hubiera sido por el encantador joven Thomson…

Harry miró hacia la puerta y vio a Louis.

¿Louis?

—… me habría quedado ahí tirada. Claro que no tenía ni idea de que estábamos tan cerca de Seacrest Manor y, como iba diciendo, si no fuera por el encantador joven Thomson…

Él volvió a mirar a Louis, que le hacía gestos desesperados negando con la cabeza.

¿Joven Thomson?

—… quien sabe cuánto tiempo habría estado sentada en mi baúl a un lado del camino, a solo unos minutos de mi destino. —Hizo una pausa para respirar y le sonrió de oreja a oreja—. ¿No te mata el sarcasmo?

—Eso no es lo único —masculló Harry.

Gemma se puso de puntillas y lo besó en la mejilla.

—Estás igual que siempre, querido hermano. Ni el más mínimo sentido del humor.

—Tengo muy buen sentido del humor —dijo él a la defensiva—. Lo que pasa es que no estoy acostumbrado a visitas inesperadas. Y has traído además al joven…

¿Cómo demonios lo había llamado su hermana?

—Thomson —suplió Louis—. Joven Thomson.

—¡Ah! ¿Y nos han presentado?

Su hermana lo miró enfadada, lo cual no lo sorprendió en absoluto. Un caballero no debe olvidar el nombre de un omega, y Gemma daba muchísima importancia a los buenos modales.

—¿No lo recuerdas? —dijo ella en voz muy alta—. Fue en el baile del condado, el otoño pasado. El joven Thomson me lo contó todo.

¿El baile del condado? ¿Qué tipo de historias se había inventado Louis?

—Sí, cómo no —dijo él con amabilidad—. Aunque no recuerdo quién nos presentó. ¿Fue su primo?

—No —contestó Louis, con una voz tan dulce que podría haberle salido miel por la boca—. Fue mi tía abuela, la señora Mumblethorpe. ¿No la recuerda?

—¡Ah, sí! —exclamó él, muy animado, indicándole con un gesto que entrara en el vestíbulo—. La magnífica señora Mumblethorpe. ¿Cómo he podido olvidarlo? Es una dama singular. La última vez nos hizo una demostración de su recién adquirida habilidad para cantar a la tirolesa.

Louis se tropezó al subir el peldaño.

—Sí —dijo entre dientes, apoyando el brazo en el marco de la puerta para no caerse—, lo pasó de maravilla en su viaje a Suiza.

—Mmm… Sí, eso dijo. Por cierto, cuando terminó su demostración creo que todo el condado ya sabía lo mucho que había disfrutado de su viaje.

Gemma los estaba escuchando con mucho interés.

To Catch an HeirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora