✧♪♬ Jungkook tiene una extraña forma de desmostrar su amor por Yoon Ji Ah, quien más de una vez le ha hecho ver que ella siempre lo vera como un buen amigo.
Jungkook no acepta el rechazo de Ji Ah, así que esta dispuesto a todo con tal de tenerla y p...
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Jeon Jungkook.
Besaba a Ji Ah como un maldito enfermo mientras ella se retorcía debajo de mi cuerpo pidiendo por más, si ella quería todo entonces yo iba a dárselo. Iba a demostrarle que ningún hombre jamás le daría lo que yo si. Iba a demostrarle cuanto la amaba.
Al principio no entendí una mierda sobre por que me enoje, ella no hizo absolutamente nada, pero luego de esos tragos con Jimin en el bar me di cuenta de lo enfermo que mis celos podrían llegar a ser por ella y la idea de que ella se diera cuenta de que en realidad no me quería y se diera cuenta de que tal vez siguiera sintiendo algo por el idiota de Hoseok, me cegó por completo. Sin mencionar que olvide tomar mis medicamentos que controlaban mi temperamento, así que apenas llegué a casa me desquite con ella y le hice daño.
La había lastimado, a la única persona que jure no hacerlo.
Volví a la realidad cuando ella literalmente exigió que le quitara sus molestas bragas, que era lo único que nos impedía estar juntos por completo.
—Jungkook, follame ahora —exigió con la voz entrecortada.
Nos encontrábamos en el suelo de la sala, sobre la alfombra desordenada, la mesilla de decoración hecha a un lado, los restos de ese jarrón que rompí hace unos minutos, tirados a tan solo unos metros de nosotros, junto con el resto de nuestra ropa.
Eramos un maldito desastre.
—¿Eso es lo que quieres? —lleve una de manos a su cuello presionando sin llegar a lastimarla. —¿Dime, es eso lo que quieres, mi amor?.
—Eso quiero —respondió en un gemido ahogado.
Soltando un jadeo me aleje un poco de su cuerpo solo para llevar mis manos a su braga y terminar por destrozarlas, mirándola expuesta para mi. Abrí sus piernas de forma en que pudiera colarme sin llegar a lastimarla.
Bese un par de segundos más sus pechos, tal como un niño pequeño encaprichados con ellos. Creo que era de mis partes favoritas de todo su cuerpo y amaba darles de mi atención cada vez que teníamos sexo. Baje mi camino de besos por su plano estomago hasta que llegue a su pelvis y finalmente subí de nuevo a su boca, no era un momento para darle un oral y no es que me negara, de hecho lo hacíamos seguido pero hoy estaba muy cansado para eso. Acomode mi miembro palpitante y duro en su entrada y la embestí de forma dura.
Quería ser delicado, quería mimarla pero mi parte molesta y aun celosa, estaba dominando el asunto, lo que realmente complicaba todo. Pero al ver esa expresión de placer en su rostro con cada embestida lenta y dura que daba contra ella, solo me animaba a seguir de esa forma.
—Quiero escucharte decirlo —gemí en su oido sin dejar de penetrarla. Ella gimió, sabía lo que yo quería escuchar, así que deje de moverme quedándome quieto en su interior para torturarla de una forma divertida. —Hazlo —ordene de nuevo con la voz ronca.
