✧♪♬ Jungkook tiene una extraña forma de desmostrar su amor por Yoon Ji Ah, quien más de una vez le ha hecho ver que ella siempre lo vera como un buen amigo.
Jungkook no acepta el rechazo de Ji Ah, así que esta dispuesto a todo con tal de tenerla y p...
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Jeon Jungkok.
Varios meses después de la boda.
Odiaba mudarme, si en algún momento dije qué sería fantástico mudarme al castillo y empezar una nueva vida con Ji Ah aquí, me retractaba por completo. Luego de muestra grandiosa luna de miel de dos largos y maravillosos meses, teníamos que volver a la realidad y a nuestro país. Mis responsabilidades en los negocios y en los hoteles de mi padre no iban a desaparecer.
La vida de casado era maravillosa, o lo fue los primeros cinco meses, hasta que hace un par de semanas tuve la grandiosa idea de mudarnos al castillo y convertirlo en nuestro nidito de amor. Mala idea. Mi mujer se encontraba insoportable con lo de la mudanza, además últimamente lloraba y se molestaba por todo. Esa no era mi Ji Ah, tan pacifica y tranquila como siempre. Incluso mis primos le tenían miedo cuando se enojaba y confirme eso cuando hace dos días Ji Ah le pidió a Namjoon y Tae pastel de fresas pero ellos trajeron de cerezas y casi los devora vivos cuando lo olió.
Sin mencionar que a mi me hecho de la cama hace una semana por quitarle una almohada de sus pies.
Suponía que la mudanza era causa de todo eso.
—¡Jeon Jungkook! —solté la caja sobre el suelo y corrí escaleras arriba hasta la que era nuestra nueva habitación.
—Te juro que esta vez no me comí tus fresas del refrigerador y mucho menos toque tus plantas —llegue a la habitación con las manos al aire en son de paz. —¿Hey, amor que sucede? —camine rápidamente hasta ella cuando la encontré frente al espejo llorando.
—Creo que subí un par de Kilos —lloro con más fuerza.
Ah era eso.
Si bueno, durante la luna de miel comimos mucho, y no es que ella estuviera gorda, de hecho solo se ponía mejor. Sus caderas se veían un poco mas anchas, su trasero mas redondo y grande, sus pechos también y ni hablar de esas piernas torneadas. ¿Por que lloraba entonces?.
—Yo creo que te ves sexy amor —la tome de espaldas por la cintura mientras dejaba un beso en su cuello. Distraido en su adictivo olor no me di cuenta en el momento en que se soltó de mi agarre con fuerza y se dio la vuelta para mirarme furiosa.
Ay no.
—¡Es tu maldita culpa! —me señalo. —Me hiciste comer el doble durante la luna de miel y siempre llegas con postres los viernes —lloriqueo molesta mientras se cruzaba de brazos y hacía sonar sus tacones en el suelo. Quizás estaba algo estresada por que acababa de llegar del trabajo, el hotel era estresante y teniendo el puesto de gerente general, supongo que lo era mas. Quizás la presione demasiado al decirle que aceptara el puesto que mi padre le ofreció hace dos meses. —¡Te odio! —golpeo mi pecho.
