✧♪♬ Jungkook tiene una extraña forma de desmostrar su amor por Yoon Ji Ah, quien más de una vez le ha hecho ver que ella siempre lo vera como un buen amigo.
Jungkook no acepta el rechazo de Ji Ah, así que esta dispuesto a todo con tal de tenerla y p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo narrado por ambos personas, más extenso de lo normal.
Yoon Ji Ah
Le echaba mucho de menos, lo extrañaba con todo mi ser y por mucho que lo negara sabía que el hecho de intentar vivir sin el, era prácticamente imposible. Tal vez el estaba obsesionado y enfermo conmigo, pero ahora me preguntaba quien de los dos estaba peor, si el o yo con esa necesidad enfermiza y masoquista de querer regresar a su lado para ser "feliz".
Habían pasado un par de días desde la ultima vez que lo vi, y luego de un par de llamadas insistentes que le hizo a Jimin, finalmente acepte el ir al apartamento por un par de cosas que necesitaba.
Así que ahora me encontraba terminando de lavar los platos en la casa de Susan, los tres habíamos comido aquí y cuando eso pasaba, teníamos que limpiar la cocina y los platos entre todos. Pasaban de mas de las seis y había acordado ir al apartamento a las siete así que debía de darme prisa. Por suerte Jungkook le dijo a Jimin que el no iría a menos que yo lo llamara, en todo caso si llegaba a ver alguien para devolverle las llaves sería al guardia del edificio o uno de sus mentirosos primos.
Aun estaba muy molesta con Taehyung, ni si quiera le respondía sus mensajes o sus llamadas.
Jimin le paso el ultimo plato seco a Susan y esta lo guardo en el estante mientras yo me secaba las manos con un paño de color amarillo.
—¿De verdad no quieres que te acompañemos? —me miro Susan y yo negué. —¿Y si traes muchas cosas y no puedes con ellas?.
—Planeo traer solo una maleta con algo de ropa, no quiero que el piense, que voy a llevarme todo lo que compro con su dinero —me encogí de hombros.
—Estoy seguro que Jungkook jamás pensaría eso de ti —contradijo el rubio. —Puede que su pelea fuera muy fuerte, pero no hay que ser ciegos para darse cuenta de que te ama por sobre todas las cosas.
Claro, amor.
Me ama tanto que me secuestro, provoco la muerte de mi abuela y me manipulo para tenerme comiendo de la palma de su mano.
Solo me limite a sonreír vagamente ante las palabras de Jimin. —Ya lo creo —respondí con voz baja. —Bien, me voy ahora, nos vemos para la cena.
—No olvides pasar por pudin de papa —me recordó Susan con la mirada asesina. Sus ojos podían ser grandes pero cuando miraba de esa forma se volvían tan pequeños, que me era imposible en no pensar en un mochi, como Jimin. —Que no lleve caramelo de manzana encima.