Siete.

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En la mañana siguiente Jungkook despertó temprano, las cortinas de la habitación seguían corridas obstruyendo la luz del sol, con su naricita olfateó y no detectó otro aroma que no fuera el suyo propio, aliviado volvió a su forma humana vistiéndose solo con una bata que tenía tirada en la cama, sus feromonas agrias se habían ido, ahora su aroma estaba neutral.

Jungkook fue hasta el baño de la habitación sin preocuparse por cerrar la puerta, lavó sus cara y cepilló sus dientes, ha despertado sin muchas ganas de tomar un baño por lo que pensó que sería mejor hacerlo en la tarde antes de cenar, comenzó a aplicar cremas hidrates y salió del baño buscando ropa cómoda.

Miró el reloj en el buró, hace horas Taehyung se ha ido al trabajo y no llegaría hasta la tarde por lo que el día sería para él solo en la mansión que tiene como casa su marido. Moría de hambre así que se apresuró a vestir dejando de lado los pensamientos que le atormentaban, ha tenido una noche amarga.

Abrió la puerta y salió pasando por las otras habitaciones entre ellas la del alfa que miró más que las demás preguntándose en cómo era está por dentro y si toda ella olía al alfa como la casa lo hacía. Bajó las escaleras y no miró a nadie en todo el lugar hasta que encontró la cocina en donde no se había parado hasta el día de hoy.

— Buenos días, joven Jeon, ¿qué desea desayunar? — cuando puso un pie en la amplia cocina inmediatamente todas las señoras se formaron frente a él haciendo reverencia, el omega parpadeó mojando sus labios, nervioso.

— Hmm, buenos días, lo que sea esta bien. — responde algo cohibido.

— Podría ser más específico, por favor, el señor Kim ha dejado en claro que usted puede pedir lo que desee.

— Puede pedir cualquier cosa y enseguida lo haremos.

Jungkook estaba acostumbrado a ser atendido por personal en su casa pero no por más de tres dónde parecen estar dispuestos a cumplir como orden cualquier cosa que pida por más pequeña que sea.

— Muchas gracias, unos pancakes con frutas y jugo estaría bien. — pide tímido, le molestaba un poco llegar a lucir como un omega mimado que no podía hacer nada por él mismo como un simple desayuno.

— ¿El jugo de que lo prefiere?

— Emm, de naranja estaría bien. — avergonzado de tener de pronto tanta atención sobre él, se aleja para ir a sentarse en uno de los bancos que están en la isla de la cocina. — ¿puedo preguntar algo?

—Claro que si.

— Tae- digo, ¿el señor nunca desayuna aquí?

— Si se refiere aquí en la cocina, no y en la sala poca veces. — contestó una de las empleadas mientras exprimía naranjas.

— ¿Entonces donde lo hace? ¿o no lo hace?

La mujer que exprimía las naranjas se movió con el exprimidor quedando frente a Jungkook antes de sonreírle para contestar sus dudas.

— Por lo regular no lo hace y cuando lo hace es dentro de su despacho.

— Um, gracias por responderme. — Jungkook pensó aquello por unos minutos antes de volver a hablar. — ¿él viene en las tardes o en la noche?

— Sobre eso, no tiene un horario fijo, ahora que usted ha llegado él llega un poco más temprano.

Un platillo con cuatros pancakes bañados en miel, espolvoreados con azúcar glass y frutos rojos le fue colocado frente a él junto a un par de cubiertos.

— Si desea algo más puede pedirlo.

— Muchas gracias, ¿ustedes ya han desayunado?

— Si, no se preocupe por eso, en todo caso, ¿no desea desayunar en el jardín o en el comedor?

housewife. tkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora