Prólogo.

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Jungkook siempre ha creído en las parejas destinadas por la madre luna, viene de una familia muy reservada que se ha apegado a las viejas costumbres, siendo él un omega con una crianza digna para atender a un alfa y hogar, tener una camada de cachorros y una vida perfecta donde su prioridad sea el ser educado y bonito para un alfa.

Jungkook lo aceptaba, él lo quería, él anhelaba dar la vida por ello, él deseaba con todo su corazón ser un omega domestico algo que para omegas contemporáneos resulta ser absurdo y aburrido.

Jungkook es apenas un omega joven, acaba de pasar la mayoría de edad hace dos años y a pesar de tener una vida por delante para conseguir una pareja, él está preocupado, toda su vida a girado entorno a comportarse como un omega tradicional, listo para complacer a su futuro alfa y nadie podía ver eso en él, no cuando él solo tenía que esperar a ser presentado por sus padres.

— ¿De qué sorpresa hablan, mamá? — pregunta el omega menor, con los labios apachurrados mientras juega con la comida servida en su plato, sin demasiado interés pero sus padres hablan muy fuerte.

— Mi amor, míranos, es la mejor noticia que vas a recibir en tu vida. — el tono de su madre le transmitió el mismo entusiasmo que ella parecía tener o tal vez solo fueron sus feromonas.

¿Qué podía ser mejor para él que no fuera tener una familia, una marca y estar en cinta? Aún así les prestó atención a sus progenitores, principalmente a su padre alfa que parecía estar más que feliz.

— Jungkook, hijo.

— ¿Si?

— Hemos encontrado el alfa perfecto para ti, cielo.

El joven omega procesó la noticia al instante, una cadena de escalofríos recorrió su cuerpo y no pudo evitar abrir la boca con sorpresa, quería decir tantas cosas, sus grandes ojos brillaron en demasía, más de lo normal, quería llorar de la emoción que desbordaba su pequeño cuerpo.

— ¡Ven acá, hijo!

Sus padres se levantaron de sus asientos y abrieron los brazos para recibir a su hijo entre ellos, Jungkook brincó en medio de todo mientras reía, lloraba y no paraba de decir y agradecer a todo lo que fuera posible el hecho de tener a un alfa como pretendiente.

— ¡¿Como es él, papá?! ¿Lo conozco? ¿Lo conoces, mamá? — tantas preguntas por las cual ansiaba saber, ¿Tienen la misma edad? ¿Es más alto que él? ¿Es gracioso? Oh, quiere conocerlo desde ya.

— No lo conoces, cielo, mañana mismo vendrá a verte y por supuesto que lo conocemos y dice que si pudiera casarse contigo lo más pronto posible sería genial.

— ¿¡Casarnos!?

Jungkook tuvo que soltar las manos de sus padres para llevarlas a su boca y cubrirse por la gran sorpresa que estaba teniendo, la madre luna le estaba cumpliendo eso que tanto le había pedido, sabía que ella siempre lo escuchaba y no lo podía creer, todo estaba pasando muy rápido, al día siguiente tendría que conocer a su futuro alfa y esposo.

Estaba seguro que sus padres le habían conseguido al mejor alfa de la ciudad, siempre le decían que si quería casarse tendría que esperar a ser comprometido con alguien de su clase, que pudiera mimarlo de la manera en la que ellos lo hacían, que tuviera buena posición económica y social como la han tenido todas sus generaciones, que fuera atractivo, trabajador y buen mozo, simples cualidades para un omega que se merecía todo como él.

Ya sentados en los sofás de la sala, con tazas de té caliente y galletas de mantequilla sobre la mesita ratona, los dos omegas y el alfa de la casa se dedicaban a conversaban y responder sobre cada detalle y duda que tenía Jungkook en cómo se habia llegado al acuerdo de presentarlo al alfa Kim.

— Dime su nombre, por favor, mami.

— Solo si papá está de acuerdo.

El alfa dio permiso con un gesto de cabeza.

— Se llama Taehyung, bebé, es un alfa de buen porte, perfecto para una cerezita como tú.

Jungkook se sonrojó y se quejó cuando sus dos padres comenzaron a pellizcar sus mejillas coloradas, jugando de ellas como si aún fuera un niño pequeño.

— Nuestro bebé Jungkook se merece todo, conozco al tipo, es un apasionado al trabajo, tiene todo para tratarte como el príncipe que eres.

— Comentó que te comprará la casa más bonita y grande del vecindario si se llega a algún acuerdo, piénsalo, bebé, lo que siempre has soñado.

— ¿Aún más grande que la nuestra? Me sentiré mal, mujer.

— Nuestra casa es súper linda, papá. — rio el omega, abrazando a su padre que fingía secar unas lágrimas.

— Lo se, hijo, es solo, sentimientos de padre.

Jungkook no podía parar de hacerse ilusiones, sonaba demasiado increíble todo, su madre describía al alfa como un personaje de novela y su padre como a un personaje de aquellos que veía en las películas americanas; se sentía afortunado, en estos días los matrimonios arreglados seguían siendo común entre las grandes familias siempre y cuando los omegas "aceptaran" al alfa, estos emparejamientos se veían más en familias con linaje de alto rango y altos o estables niveles sociales. Jungkook no había tenido ningún pretendiente desde que terminó la escuela, sus padres no habían tenido a ningún prospecto para él y en cambio se mantuvieron enseñándolo a ser un buen omega, sumiso y servicial para el mejor alfa que pudieran encontrar.

Todo estaba planeado para salir a la perfección, Jungkook sabía que era bonito a los ojos de cualquier y de lo bien que iba a poder congeniar con su futuro alfa si lo aceptaba y lo haría, no por algo había sido criado para esto.

— Es hora de ir a dormir, bebé, tienes que despertar bonito y sin ojeras para Taehyung.

— ¡Está bien, mamá! ¡Descansa, papá! — Jungkook se levantó, fue hasta su padre para abrazarlo y darle un beso en la mejilla seguido de su madre.

Pronto salió corriendo escaleras arriba hasta su habitación, le esperaba un día lleno de sorpresas.

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