Capítulo 4

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Ya casi es de noche. Enzo y Lau se fueron hace un rato a pasear por Buenos Aires. Mi hermano quiere que conozca las maravillas de la ciudad, los lugares, comidas, paseos, infraestructuras, todo. Según él, desea simplemente que su amigo disfrute de la visita, pero en realidad, yo conozco a mi hermano mucho mejor que eso. Lau quiere vivir toda su vida en Buenos Aires, pero...¿Qué mejor que hacerlo con su mejor amigo?. No digo que solo quiera eso, es decir, sé que Lau quiere lo mejor para Enzo, pero también sé que intenta convencerlo de que lo acompañe a vivir su sueño, los dos juntos. Como sea...su amistad, la cual ahora parece más una hermandad, es muy bonita y espero que lleguen a un acuerdo justo.
Cambiando de tema, sinceramente, estoy mucho más tranquila. No fue para tanto el reencuentro. Ni siquiera sé por qué me sentía de esa manera. Pero bueno... no puedo negar que me emociona mucho que esté acá.
Acabo de terminar de escribir el capítulo veintinueve de mi novela. Obviamente falta muchísimo para que la historia concluya. Pero, de todos modos, estoy más que tranquila. No quiero apurarme y hacer las cosas a medias. Si bien trata de un romance apasionado, quiero que, además, se mezcle con algunos conceptos filosóficos que me vuelan la cabeza y que se relacionen con mis personajes. Asi que si…hay mucho trabajo por hacer. 
Ahora toca ir al gimnasio, por lo que es sábado. Decidí hacerme una rutina diaria de ejercicio desde que empecé con mi carrera. Como es de saberse, la universidad consume mucho tiempo, por lo que, esto era necesario. Esta rutina se basa en entrenar en el gimnasio los fines de semana, y salir a trotar todas las mañanas, de lunes a viernes. Aunque me encanta ir al gimnasio, no puedo negar, que muero por ver a Enzo otra vez…

Unas horas más tarde (21:40 de la noche)

Ya en mi auto de regreso a casa, la música a todo volumen hace que todo mi cuerpo se enciende y baile y cante como loca. Después de todo, nadie puede verme ni oírme. Estoy hecha un desastre. Toda sudada y con mi cabello en un moño desordenado. Hoy opté por un conjunto deportivo bastante cómodo y fresco, un top negro y una calsa corta tiro alto del mismo color que deja una parte de mi abdomen al descubierto. 
Ya en la entrada del garage de mi casa, la música sigue sonando y yo no puedo parar de gritar y agitar mi cuerpo como loca. Es muy divertido. Muy divertido hasta… que noto a Enzo mirándome desde afuera con una sonrisa, divertido y burlón. Mierdamierda. 
No tardo en cambiar mi cara de alegría, a una de preocupación. Apago la música y salgo del auto. Enzo está apoyado junto a la puerta principal cruzado de brazos. Su estúpida y perfecta sonrisa no se borra de su rostro, lo cual me molesta. Camino hacia la puerta, la cual está junto a él, muy avergonzada y de mala gana.
–Hermosa noche, ¿no?--Dice él divertido. –No tanto como usted señorita, claro–Yo solo trato de ignorarlo. Sé que quiere molestarme, lo conozco. Pero justo antes de abrir la puerta, esas gloriosas palabras salen de su boca.
--Me alegro de que nos volvamos a ver, ya no podía esperar más- Mi cuerpo se congela, solo puedo observarlo, pasmada. Solo somos él y yo...hasta que mi hermano interrumpió, como de costumbre, nuestro momento de gloria. 
–Listo ya estoy. Vamos que llegamos tarde– Lau se da cuenta que ninguno de los dos reacciona, solo nos miramos en silencio–Che— agita su mano entre ambos–vamos boludo, dale–.
–Ehh…si si–Enzo me mira nuevamente durante unos instantes y luego camina hacia el auto de mi hermano que está estacionado enfrente de casa.
–Decile a mamá que más tarde lo dejo a Enzo por acá, que se quede tranquila.-- Yo solo asiento y entro rápidamente a casa. 
¿Qué mierda acaba de pasar?. Acaso dijo lo que estoy entendiendo. Acaso él me extrañó. Acaso yo no fui la única. No entiendo nada, necesito ducharme y dormir.

Son las dos de la mañana. Todavía no llegan. No me puedo dormir y solo puedo ver videos de youtube para distraerme. 
Lo único que sé sobre ellos, es que fueron a un bar junto a otros chicos. Parecen ser amigos de Lau. 
Me gustaría saber más sobre las experiencias de Enzo durante el rodaje de La sociedad de la nieve. Quiero que me cuente todo. El cine es algo que me fascina y, sin duda, algún día, me gustaría que mis historias sean usadas para producir películas. Es un sueño que tengo por cumplir. El problema es, que no acostumbro a hablar mucho con Enzo. Y menos ahora, después de lo que me dijo hace un rato. Sus palabras siguen rebotando en mi mente, una y otra vez. ¿Qué quisiste decir Enzo Vogrincic? Me tenés loca.
Él siempre ha sido un hombre bastante reservado. No suele hablar sobre su vida privada, o al menos, no conmigo. 
Luego de varias horas eternas Enzo al fin está en casa. Escucho sus pasos por el pasillo y luego el sonido de la puerta de la antigua habitación de Lau cerrarse. 
Luego de unos minutos, decido apagar mi celular y dormir. Ya son las tres de la mañana y el sueño me pasa factura. 
Pero, de repente, escucho que alguien toca mi puerta y abro rápidamente los ojos. ¿Qué?
–Adelante–Digo confusa. La puerta se abre lentamente. Y, por alguna razón, no me sorprende ver a… Enzo. 





Chiquis les dejo el capítulo 4.

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Enzo y yo (Enzo Vogrincic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora