Capítulo 23

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Miro a Enzo de reojo mientras me acomodo sobre su pecho. Él nota a mis ojitos curiosos y me sonríe.

–Y...¿Qué tal?

Pregunta un tanto nervioso mientras acaricia mi pelo.

–Nada mal. Estuvo...bien

–¿Bien? –dice fingiendo ofensa –Fue excelente.

Ambos comenzamos a reír y nos abrazamos con fuerza. Nuestros cuerpos desnudos están cubiertos con sábanas azules.

La verdad si fue excelente. Increíble. Sin dudas, va a ser una noche que jamás voy a olvidar. Trataré de que todas esas caricias, suspiros, risas y besos no se escapen de mis recuerdos.

No es la primera vez que lo hago, pero estoy segura de que está vez no se compara con ninguna otra. Lo he imaginado millones de veces, pero, aunque siempre la fantasía supera la realidad, está vez, la realidad no solo superó a la fantasía, la aniquiló. No hablo solo del placer, sino del momento y todo lo que significó. Fue grandioso.

Ya han pasado varios minutos y aún permanecemos abrazados. Enzo está dormido, mientras que yo, no puedo dejar de pensar en todo lo que me está pasando. Realmente es cierto. Él me ama y yo a él. Al fin, todo lo que he anhelado con el alma se está cumpliendo.

Ya es de mañana. El sol está de vuelta y el cálido domingo también. Salí para llevar a Vale devuelta a su casa y para tomar un poco de aire fresco. Enzo seguía durmiendo cuando me desperté, estaba muy cansado por el viaje.

Al volver a casa, abro la puerta y escucho algunas voces en la cocina. Me asomo y veo a Enzo apoyado sobre la mesada charlando con mi mamá. Ambos se ríen al verme y me tenso.

–Hola hija. Buen día.

–Hola–digo tratando de averiguar qué es tan gracioso.

Miro a Enzo con una ceja enarcada y en su rostro se dibuja la sonrisa más linda que he visto en toda mi vida.

–Hola linda–dice el morocho sonriente.

–¿Qué pasa?

–Estábamos hablando con Enzo sobre la mini Anto–dice haciendo todo lo posible para no soltar una carcajada.

–¿Qué?

–¿Te acordás esa vez que te subiste al escenario de ese restaurante de Uruguay para cantar? –Le hago un gesto de confusión–Que salimos con los Vogrincic.

AY. Creo que ya me acordé. Que horror. Era muy chiquita y no tomaba conciencia de mis actos la verdad.

–No me acuerdo de haber hecho eso–digo incrédula.

–Ahá...–dice mi vieja soltando pequeñas risitas, mientras que Enzo ríe a carcajadas.

–Dale boludo. Ayudame–le digo a Enzo con ganas de matarlo.

–Perdón, pero es verdad. Eras insoportablemente tierna y graciosa.

–Es verdad amor–dice mamá mientras sale de la habitación en busca de ropa sucia.

Hago mala cara y Enzo se acerca lentamente a mi. Me toma de la cintura y su cuerpo se pega con el mío.

–¿Insoportablemente tierna? –digo suavemente.

–Si, demasiado. Igual que ahora–dice con una sonrisa en sus labios. Besa mi frente y se separa al escuchar la puerta abrirse.

–Lo peor era que me quería cantar una canción por el día de la madre–dice mamá y todos soltamos una carcajada.

Nos sentamos en la mesa, ya lista para el desayuno, y papá baja hambriento.

–¡Uy que rico olor a café con leche! –dice al ver a mamá.

–Buen día amor–dice mamá mientras lo toma del cuello. Se dan un corto beso.

–Buen día– dice papá sonriente.

Miro a Enzo, quien ya me estaba mirando, y le sonrío. Me imagino tener una vida así con él. Que nos amemos como papá y mamá lo hacen.

–Bueno a sentarse–dice mamá y comenzamos a comer.

El desayuno transcurre tranquilo. Las tostadas con café con leche son la especialidad de esta casa. Sé que a Enzo le encanta esta combinación y me divierto al verlo saborear cada mordisco o sorbo.

–¿Cómo dormiste anoche Enzo? –pregunta mamá amablemente, mientras le coloca manteca a un pedazo de pan.

–Muy bien. Gracias por todo–dice angélicamente.

Enzo me observa divertido y yo aparto la mirada hacia otro lado. Siento como la mano de Enzo acaricia mi muslo y me estremezco. Estoy roja como un tomate ya a estas alturas por lo que decido retirarme de esa menta antes de que alguien lo note.

–Bueno me voy a dar un bañito. Ya vuelvo.

Subo lo más rápido posible y me meto al baño.

Al terminar de bañarme, me visto y desenredo mi cabello.

Y en mi habitación, tiendo mi cama ya que esta mañana con Vale no nos dio tiempo de arreglar nada, era muy temprano, y me acuesto sobre esta con mi computadora en manos. Tengo que terminar algunos trabajos de la facultad, pero más que nada quiero definir algunas cositas pendientes para el viaje a México.

Escucho que alguien golpea la puerta, creo que ya sé de quién se trata.

–Pase morocho–digo divertida.

–Permiso–dice sonriente.

Cierra la puerta detrás de él y corre para arrojarse sobre mi cama junto a mi. Ambos reímos. Dejo mi computadora a un lado y me incorporo para abrazar fuertemente al muchacho a mi lado.

–Tenés un olor muy rico– le digo con los ojos cerrados tratando de sentir todo de él.

Escucho como suelta una leve risita.

Me incorporo nuevamente para poder mirarlo y acaricio su rostro. Nos quedamos observando el uno al otro durante unos instantes y luego de eso volvemos a abrazarnos.

–¿Cómo vas con eso? –señala la computadora a un costado.

Suelto un suspiro de cansancio.

–Bien. Estoy muy agobiada con la carrera, pero voy bien.

–¿Y la novela que estabas escribiendo?

–También, voy bien–hago una pausa– No sé...son muchas cosas para hacer Enzo.

Me vuelvo a incorporar para sentarme sobre la cama. Pongo unos mechones de pelo detrás de mis orejas.

–Necesitás descansar amor–dice Enzo mientras me abraza por la espalda.

–Necesito recibirme–digo de mala gana.

–Si... también–Nos quedamos en silencio por unos minutos–Mirá, tengo una idea–dice Enzo emocionado.

Volteo para mirarlo y me encuentro con su enorme sonrisa.

–Te propongo una maravillosa tarde, solo de diversión.Salimos a comprar snacks. helado, gaseosas, dulces, lo que sea. Y hacemos toda una tarde de películas. Solos, los dos.

Es una muy buena idea honestamente. Mis viejos no van a estar y puedo hacer los trabajos otro día.

Le dedico un gesto pícaro a Enzo y luego le sonrío.

–Me encanta la idea– le digo mientras me siento sobre él y lo tomo por su cuello.

–¿Ah sí?--dice el morocho sonriente.

–Si...mucho.

Ambos reímos y nos besamos.  




Hola chiquissss

Acá les dejo el cap 23. Espero que les gusto tanto como a mi.

Gracias por todo el apoyo.

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Enzo y yo (Enzo Vogrincic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora