Capítulo 11

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–Hija, ¿te parece que pida unas empanadas?, no tengo ganas de cocinar.
–Bueno ma, como quieras.
Mamá y yo estamos solas para la cena. Papá tuvo que viajar por su trabajo y vuelve mañana en la tarde. Y, por supuesto, los chicos seguro volverán más tarde.
Me gusta pasar las noches con mamá, es muy divertido. Pedimos comida a delivery y vemos películas hasta tarde.
Ya terminé de escribir una pequeña novela para presentar en mi taller de lectura, por lo que, decidí guardar mis libros y computadora, para pedir las empanadas. 
–¿Pasaste la tarde con Enzo?
–Si–digo tímida.
–Y…¿la pasaron bien? ¿Qué hicieron?
–Que chusma nena–ella levanta las manos inocentemente. Suspiro cansada–Nada…fuimos a comprarle unos libros.
–¿Ah sí?¿Se pudo comprar?.
–Sip…dos –recuerdo lo ilusionado que estaba con los libros y sonrío por tal suceso. 
Mi mamá parece notarlo porque me observa atenta y curiosamente.
–Hija…
–Mamá, basta, no quiero hablar de esto–Sé que quiere, pero me niego.
–Bueno. Pedí las empanadas ya porfa, tengo hambre.
–Bueno.

La noche de empanadas y películas llega a su fin y el sueño me acecha. Mamá se fue hace unas horas a la cama.
Ya son las tres de la mañana y ya no doy más. 
Subo a mi cuarto y cierro la puerta. Cepillo mis dientes y me acuesto. 
No puedo dejar de pensar en él. Es tan lindo. No puedo describir todo lo que me hace sentir y lo mucho que necesito decirle la verdad sobre mis emociones hacia él.
Creo que por fin me siento lo suficientemente segura para confesarme y serle franca. Todos estos días que hemos pasado juntos han sido fantásticos. Él me ha tratado muy bien y estoy segura que hasta me mira de una forma diferente. Lo presiento, el me quiere y no se anima a decirme.
Sé que quizás no debería, primero, por la diferencia de edad, segundo, porque es el mejor amigo de mi hermano y podría cagar su amistad y, tercero, porque quizás, el hecho de que yo me confiese, puede ocasionar que ambos nos alejemos el uno del otro si es que sale mal. 
Pero bueno…voy a asumir las consecuencias. Se lo quiero decir antes de que se vaya. Solo nos quedan dos días para pasar juntos. 
De hecho, lo voy a hacer mañana martes.
Estoy decidida. 

Abro la puerta principal e ingreso a casa, fue una linda mañana para salir a trotar. Amo hacer un poco de ejercicio bien temprano, pero no voy a negar que me la pasé pensando en él y sobre qué le voy a decir. Al fin, llegó el momento. Enzo aún duerme y quiero aprovechar para arreglarme un poco.
No puedo confesarme así vestida y en estas condiciones, por lo que, tomo una ducha y me armo el outfit más decente para este momento. 
Me voy por el lado de un jean ajustado y una blusa blanca que me queda pegada al cuerpo. Y este pantalón me hace tremendos glúteos y una cintura que daría por tener naturalmente.
Escucho que mi mamá enciende el auto y se va a su consultorio, como todas las mañanas. Mejor, casa sola para confesarme. Presiento que va a ser un gran día, aunque tengo bien claro que todo se puede ir a la mierda después de la charla pendiente. Pero bueno…prefiero mantenerme positiva y con todas las esperanzas. 
Bajo nuevamente y me preparo un café, voy a aprovechar para ponerme con cosas de la facu. Total, es muy temprano y Enzo se va a Alemania tarde. 
No tengo idea a qué hora habrá vuelto. Lo único que sé sobre anoche es que fueron a una fiesta, probablemente de algún amigo de Lau, por lo menos eso vi en las historias que publicaron. 
Estoy super emocionada, no puedo explicar mis ansias y la alegría que emana todo mi ser. 
En ese preciso instante en el que me siento con mi café y enciendo la computadora, escucho que la puerta de la habitación de Enzo se abre. 
Los nervios me invaden de repente y un cosquilleo en el abdomen se me hace imposible de evitar. Acomodo mi cabello y sonrío esperando a ver esa persona. Pero…toda esa felicidad y emoción se desvanece al ver a una chica, unos años mayor que yo, bajando las escaleras muy deprisa mientras acomoda su arrugado vestido. 
Sonríe nerviosa al ver y pone sus mechones delanteros detrás de sus orejas. Es muy hermosa. Tiene un largo y sedoso pelo rubio y unos hermosos ojos claros que resaltan sus rojos y gruesos labios. Noto que tiene unos cuantos chupetones en el cuello. Un cuchillo en mi pecho. La chica agacha su cabeza amablemente y se va.
Luego de asegurarme escuchar la puerta cerrarse por completa, un nudo se forma en mi garganta y solo puedo preguntarme, por que fui tan ilusa, de nuevo.
Al parecer…no piensa en mí, como yo pienso en él.



Hola chiquisss

Acá va el capítulo 11, espero les guste.

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Enzo y yo (Enzo Vogrincic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora