Capitulo 22

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Abro la puerta del baño y la cierro rápidamente. No sé por qué estoy así, ni que es lo que quiero hacer, hasta que veo a Enzo cruzar el marco de esa puerta para luego cerrarla a sus espaldas. En ese momento comprendí lo que tanto deseaba hacer.
Me apresuré a tomarlo por sus hombros con firmeza hasta chocar su espalda contra la pared. Enzo me sonríe pícaro y lo imito. 
–¿Ansiosa? –dice incrédulo.
–No sabés cuanto–digo agitada.
Estampó mis labios con los suyos y siento a Enzo apretar mi cintura con fuerza. Gimo suavemente al sentirme en contacto con su lengua y rodeo su cuello con mis brazos.
El beso sigue y sigue, mientras que cada vez las ganas de no detenerlo aumentan. 
Nuestras respiraciones son un desastre al igual que mi peinado a esta altura.
Pongo una mano sobre el pecho de Enzo sin dejar de besarlo y siento como su corazón palpita rápidamente. Casi automáticamente, sin pensarlo, desprendo unos cuantos botones de su camisa y, luego de tener suficiente espacio dentro de ella, acaricio la piel de su pecho. Noto que Enzo intensifica aún más su agarre y el beso.
Luego de unos minutos, separa sus labios de los míos para mirarme, sonreírme y luego bajar a mi cuello.
Al sentir el contacto con mi piel, suspiro y cierro mis ojos. Enzo va dejando humedad a lo largo de mi cuello y me vuelve loca.
Pero todo ese placer se corta al recordar que debemos volver a la mesa antes de que sea tarde. 
–Enzo–digo entre suspiros.
–¿Mh?--emite sin dejar de besar mi piel.
–Tenemos que volver.
Levanta su cabeza y mis ojos encuentran rápidamente los suyos.
–Si…lamentablemente hay que volver.
Ambos sonreímos para luego darnos un corto beso de despedida.
Salimos del baño, primero Enzo y luego de unos minutos yo, por supuesto.
Pero un pequeño detalle me sorprende al llegar a la mesa. Noto que no hay nadie más que Enzo sentado en ella. 
El chico frente a mí me mira un poco desorientado.
–¿A dónde se supone que fueron? 
–Ni idea–digo mientras me acerco a mi silla.
Me siento y Enzo roza mi mano con sus dedos y me sonríe.
–Bueno, igual mejor que ni estén, para que no vean lo colorada que estabas cuendo saliste del baño. 
Yo volteo los ojos y él suelta una carcajada.
–Jajaja que gracioso–digo sarcástica–Mejor ni hablemos de tus pelos y tu camisa.
Enzo para de reírse y se apresura a acomodar los botones de su prenda. 
Escucho como se abre la puerta del restaurante y Lau junto a Vale entran un poco alterados. 
–¿En dónde estaban? –pregunto curiosa.
–Salimos a fumar–dice Vale mientras toma asiento.
Los chicos comienzan a hablar entre ellos. Miro a Vale, quien parece estar un poco acalorada y suelto una risita imaginando de que se trate esto.
–¿Estás bien?
Vale me mira fingiendo confusión.
--Ssi, ¿Por qué no lo estaría?--Yo enarco una ceja y le sonrío pícara–¿Qué?
–No no nada–digo inocente. 
--Salimos un ratito a fumar, nada más–dice un poco irritada por la situación.
–Aha, como digas amiga.
Los chicos siguen con su charla muy tranquilos. No pueden oírnos ya que hablamos casi en susurro. 
Quizás estos dos pueden engañar a Enzo, pero no a mi. Los conozco demasiado. 
La noche sigue y sigue. A Enzo no dejan de pedirle fotos y autógrafos, y la situación von Vale y Lau está medio tensa. No sé bien que estará pasando entre estos dos, pero puedo imaginar maso de que se trata. 
La hora de irnos llega y agarramos nuestras cosas para salir del lugar.
–¿No les pinta salir a bailar?--dice Lau ya afuera del restaurante.
–Amigo, soy un hombre de treinta, no tengo muchas ganas ya.
Todos lo miramos espantados por lo que acaba de decir y soltamos carcajas tras carcajadas.
–Bueno señor, como diga–digo divertida. 
Lau se va a buscar su auto y nos quedamos solos los tres. 
Enzo me toma por la cintura y mis piernas se debilitan con su contacto. Le doy una mirada rápida a Vale indicándole que se aleje un poco. Esta asiente y actúa con rapidez. 
–La verdad, prefiero ir a casa con vos que salir.
Yo le sonrío y lo tomo del cuello.
–No me molesta tu decisión, honestamente.
Enzo me sonríe y aprieta su agarre haciéndome jadear suavemente.
Escucho el auto de Lau aproximarse y me separó.
–Bueno…nos vemos en la casa–le digo pícara al chico frente a mí. Este asienta con su cabeza y me guiña un ojo. 

Ya en la casa, todo un plan bien organizado se pone en marcha. La idea es que Vale se quede a dormir en mi cama y yo duerma con Enzo. Vale me cubrirá en el caso de que mi vieja entre a mi cuarto o lo que sea. Mañana temprano bajaré lo antes posible con Vale para llevarla a su casa antes de que todos despierten. 
Mis viejos ya están dormidos por lo que no tienen idea de nada.
–¿Segura que no necesitás nada amiga?
–Si gorda, tranquila. Cualquier cosa de aviso…–yo le hago un gesto tenso– o…no, mejor ni los molesto.
Le sonrío, beso su frente y salgo cerrando la puerta con total suavidad para no despertar a mis papás.
Me acerco a la puerta de Enzo y respiro profundo antes de entrar. Acomodo mi blusa blanca para dormir con delgados breteles y el short conjunto de esta.  
Golpeo la puerta tratando de no hacer tanto ruido y entonces la noche comienza. 
–Adelante.




Hola chiquisss

Les dejo el capitulo 22!!! Perdón la demoraaaa.
Espero que les guste!

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Enzo y yo (Enzo Vogrincic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora