Ya son las diez de la mañana. Me acabo de levantar y tengo muchísima hambre.
Anoche fue interesante. Nunca había conocido esa parte de Enzo. Nunca habíamos hablado así, con esa confianza, esa fluidez.
En unas horas vendrá mi hermano para pasar la tarde con su amigo. Creo que van a Palermo a pasear. Lau me invitó, pero mañana tengo que rendir un final y necesito repasar. No puedo creer que ya no quede nada para recibirme.
Al bajar las escaleras, veo a mamá, con su celular en la mano, y a papá,con la computadora, seguro haciendo cosas de su trabajo. Ambos están sentados en la mesa, probablemente ya desayunaron hace mucho. Me acerco a ellos y mamá me mira de mala gana.
–Menos mal que terminó de hibernar el oso.
Yo solo la ignoro y me preparo mi café. Papá parece estar preocupado por algo del trabajo. No me gusta verlo así.
–Pa, ¿Todo bien?
–Si si todo bien. Me tengo que ir ya a la oficina.
–¿Hoy? Es domingo amor, ¿no podés esperar hasta mañana?
–Es urgente Ana. En unas horas vuelvo, tranquila.
Agarra sus cosas y sale rápidamente de casa.
–¿Enzo todavía no se despierta?-pregunto curiosa.
–No, parece que anoche volvieron muy tarde.
–Si seguro…-modo mosquita muerta.
–Hija, me voy a comprar el almuerzo ya, antes de que cierre el súper. Si se levanta Enzo calentale el café, porfa.
–Bueno ma, andá tranquila. Te amo.
–Gracias, te amo.
Y nuevamente, un integrante de la familia agarra sus cosas y se va. No me gusta estar sola, es aburrido. Además, la soledad me aterra, prefiero estar acompañada siempre de alguien.
Antes de que se levante Enzo, decido agarrar mi compu y ponerme a estudiar para mañana. Necesito aprobar si o si, no hay otra. Tengo que dar el cien mañana, por lo que, preciso estudiar de la mejor manera posible.
El tiempo pasa y mi temor por mañana crece. No quiero reprobar. Además, es un examen oral, lo cual, odio con todo mi ser, porque significa que tengo que hablar en público y no me gusta. Me pongo nerviosa cuando todas las miradas están sobre mí y ese sentimiento de desconfianza e incomodidad se apodera de cada parte de mi cuerpo.
De la nada, Enzo aparece por las escaleras. Tiene el pelo mojado y huele a jabón de hombre, que rico.
Al verme, sonríe y se sienta sobre una silla frente a mí.
–Buenos días linda– Dice con una voz ronca y grave. Sonrío y pongo los ojos en blanco, tratando de fingir que no me afecta.
–Buenos días Enzito–él levanta una ceja divertido
–¿Enzito?. Las únicas que me han dicho así son mis novias.
Al escuchar sus palabras enrojezco y entro en pánico. Odio estar roja todo el tiempo, me delata.
–¿Ah si?
–Si…igual vos me podes decir como querás. No me molesta.
Yo no puedo decir nada. Solo me levanto a calentar el café como me dijo mamá.
–Y…¿cómo les fue anoche?- digo tratando de romper el silencio, mientras le sirvo el café en su taza.
–Gracias. Estuvo bien, nada comparado a cuando estuve con vos, pero bien–Dice sonriendo de par en par. Yo le hago mala cara.
–Enzo…dale boludo, te pregunto posta.
–Te estoy diciendo la verdad tonta. Pero bueno, bien. Muy bien. Conocí a unos amigos de Lau. Muy buena onda-
–Me alegro entonces-Yo solo miro mi computadora. Pero de pronto una duda cruza mi mente y no me puedo resistir a preguntar–¿Y habían chicas?
El solo me observa pícaro y en silencio.
–¿Por qué querés saber?
–No por nada…por ahí conoces a alguien…y terminas en algo re lindo–digo tratando de que no se noten los celos. Él suelta una risita y responde.
–Si, habían chicas, muy lindas–me tenso un poco–pero no les di importancia… ya tengo a alguien en mente.
No me atrevo a preguntar. Soy una tonta, es obvio que él debe estar en algo con alguien. Es hermoso el chabón, por lo que, es imposible que esté soltero. Que boluda.
–Me tengo que ir..
–¿A donde?- pregunta antes de tomar un sorbo de su café.
–Tengo que estudiar para mañana, porque rindo un final– Digo de mala gana.
–Uff…avísame si necesitas ayuda.
–Dale gracias–hago una pausa mientras nos miramos– siempre tan caballero vos--El me sonríe y yo tiemblo.
– Entonces…¿No vas a venir esta tarde?-
–Ay si quiero, pero no puedo…no voy a llegar para mañana–la decepción en su rostro es muy obvia.
–Claro, no te hagas problema. Me quedo hasta el miércoles, tenemos tiempo de salir.
–Si…–digo sonriendo amablemente-Bueno, me voy ya porque sino no llego con todo.
El me sonríe y asienta suavemente con su cabeza.
Ya en mi habitación enciendo la computadora para así adelantar tarea. Me recuesto en mi cama con la máquina sobre mi falda. Pongo música para escuchar mientras escribo.
Me entra un mensaje de Vale.
Vale: Amigaaa, vamos a tomar algo esta noche.
Yo: Mañana es lunes boluda. Tengo que ir a la facu. El finde que viene.
Vale: Daleeee. Necesito salir y despejarme. Te juro que hasta las once y chau, a dormir.
La verdad yo tambíen necesito despejarme. Tengo ganas. Hace bastante que no salgo, solo me la paso en la facu, en los talleres o en mi casa. Creo que necesito divertirme un poco. Además, si repaso todo desde ahora, puedo tomarme un descanso en la noche. Y me voy a acostar antes de las doce, así que si.
Yo: bueno dale.
Vale: Eaaa, gracias gor. ¿Te parece que vayamos a tomar algo al bar del primo de Jose?
Yo: Dale, me parece bien. Nos vemos más tarde.
Vale: okii, tipo nueve y media estoy por el bar.
Yo: Dale.
De repente, alguien golpea mi puerta.
Hola chiquisss
Acá les dejo el capitulo 6.
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Gracias por el apoyo, los quiero.
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Enzo y yo (Enzo Vogrincic)
RomanceImaginate que el mejor amigo de tu hermano mayor, tu amor platónico desde pequeña, vuelva a aparecer en tu vida luego de convertirse en la adoración de toda una generación en América Latina, tras protagonizar el éxito mundial "La sociedad de la nie...