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Itadori Yumei

—Es una pérdida de tiempo— le digo a Shoko, quien hace su mayor esfuerzo por maquillarme.

—¡Te digo que no!— insiste Utahime, metida en mi armario. Yo solo veo volar ropa y me digo que no seré yo quien vuelva a guardarla—. Mei, has estado soltera desde que ese idiota te rompió el corazón. Carajo, ¡ni siquiera has tenido sexo en ese tiempo!

—Claro, grítalo, creo que el vecino no te escuchó— digo, avergonzada.

—Mei, si no creyéramos que esto es una buena idea, no estaríamos ayudándote a arreglarte. No, para empezar, Utahime no me hubiera dejado crearte esa cuenta en Aphrodite.

Aphrodite. La app de citas más popular de no solo Japón, sino del mundo. Cuando recién salió hace dos años, no fue la gran cosa, pero cuando un video hablando de ella se viralizó, la gente comenzó a usarla. En especial porque facilita la interacción. Los hombres dicen que les gusta que pueden ver a las mujeres que se interesan en ellos, y las mujeres dicen que les gusta poder dar un primer paso sin tener que ser un mensaje de texto.

Shoko fue la primera en usarla. Dijo que la dinámica le gustaba. Las primeras veces que salió fueron cosas de una noche, pero ahora ha tenido varias citas con un chico y parece que buscan formalizar. Y me alegro por ella. Parece feliz.

¿Pero yo? No me siento lista para nada. Sí, ha pasado un año desde eso. Ni siquiera sé cómo llamarlo. Pero sé que "relación" no es la palabra que busco.

Me dicen que debo superarlo en algún momento, que necesito distraerme. 

En un principio, Iori no estaba de acuerdo con abrirme un perfil en Aphrodite. Eso fue apenas cinco meses después de lo que pasó. Le dijo a Shoko que lo que ocurrió me afectó mucho, y que no estaba emocionalmente lista para abrirme a algo nuevo, por más mínimo que fuera.

Sin embargo, cambió de opinión cuando se cumplió el año. Según dice, me estoy perdiendo de la vida por pensar en algo que ya ni siquiera vale la pena recordar.

Me dijo que la mejor venganza, es mostrar que soy feliz.

Yo me pregunto si realmente sería venganza que yo sea feliz, pues estoy segura de que ni siquiera le interesaba en lo más mínimo de esa forma. 

En fin, descargaron la aplicación en mi celular y solo me dejaron crear el perfil. Ellas hicieron mi primer y único match. 

Geto Suguru. Fue el primer perfil que me arrojó el algoritmo de la aplicación. Y ambas quedaron encantadas por tres razones: Número uno, el hecho de que tiene el cabello largo; número dos, que trabaja en Cappuccino Capital; y número tres, que en su descripción dice que el pagará la salida.

Y ellas saben que es verdad debido al lugar en el que trabaja. Yo no lo creía al principio, pero ellas dicen que los moderadores no dejan que las personas mientan en su perfil. Se encargan de confirmar los datos. Así que el hecho de que trabaje en Cappuccino Capital, la mayor empresa de inversiones del país. Un inversor institucional. Debe estar forrado de dinero.

Pero yo no tuve voz para elegir. Y tan pronto mandaron la solicitud, él la aceptó. Mandó una ubicación. Y dijo que lo buscara.

Dicho lugar en el que me citó no es un lugar cualquiera. Es un club exclusivo ubicado en Roppongi. The Seven Club. Extremadamente caro, extremadamente exclusivo, y extremadamente clasista. Ni de chiste me van a dejar entrar. Solo iré a humillarme.

—Tan siquiera me hubieran dejado ver más opciones de chicos— digo, pensando en que no quiero salir para tener que regresar a los diez minutos de haber llegado.

Positions | Geto S. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora