008

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¿Cómo es que duerme con tanta tranquilidad? ¿Acaso yo estoy loca y estoy inventando que hay algo entre líneas cuando en verdad no es nada?

La vista por el balcón de su habitación es hermosa. Los edificios con las luces encendidas, los autos por las avenidas, la música de los antros. Si tuviera un cigarro en mi mano, sería una de esas actrices hermosas cubiertas por una sábana que salen en películas de romance estadounidenses que le gustaban a mi madre.

Jamás creí que dicha tranquilidad pudiera existir. Solía quedarme sola en la fría cama, esperando a que me llegara un mensaje para saber cuándo volvería a calentarse. Hacía la comida y una parte siempre iba a parar a la nevera con una nota de la temperatura a la que debía calentarse. Veía el brazalete en mi mano, esperando que siguiese significando algo, pero el listón se rompió, las cuentas cayeron al suelo; y solo en ese momento me di cuenta de que era un jodido juguete.

Al principio me hacía sentir necesitada, pero después solo me hizo sentir patética.

Y no quiero eso de nuevo. Sé que él no es igual. Pero al miedo me invade.

Si hablo las cosas con él, ¿me dirá que dejemos de vernos? No quiero eso. Él es un...

Sé que no es un amigo. Tampoco es mi pareja.

¿Qué somos tú y yo?

Soy demasiado cobarde para querer saber la respuesta. Tiré la sábana a la cama y busqué mi ropa en el frío suelo de mármol con rapidez. Antes de irme, lo vuelvo a ver. Su pecho sube y baja con tranquilidad. Su largo cabello negro adorna las sábanas de la cama. Después, sin más, me voy.

El camino hasta mi casa fue abrumador. Quería llorar, pero me lo tragué, lo que resultó en un nudo en la garganta que me causaba un dolor terrible. 

En mi habitación, se encuentran Shoko y Utahime en la cama. Puedo darme cuenta de que se controlaron en cuando a la bebida, pues se cambiaron los vestidos por ropa para dormir. En cambio, yo no tengo la energía para eso, así que solo gateo hasta quedar en medio de ellas. 

Como si estuvieran esperando este calor, las lágrimas salen de mis ojos y se escurren por los costados de mi rostro hasta humedecer la almohada.

Siento un brazo rodear mi cintura. Por instinto, pongo mi mano sobre él.

—¿Quieres hablar?— susurra Utahime.

Yo solo niego con la cabeza.

—¿Hizo algo malo?— vuelve a preguntar.

Niego más rápido.

—Mei, todo va a estar bien.

—Ya no sé— mi voz sale temblorosa—. Me fui sin decir nada después de acostarme con él, ¿no me hace eso igual a...?— su nombre se atora en mi garganta.

—Claro que no, para nada. No vuelvas a decir eso.

—Yo también lo estoy usando. Sé lo que es estar en ese lugar y yo solo estoy repitiendo el patrón.

—No eres la primera ni la última persona en hacer eso. Es un mecanismo de defensa.

—Eso no quiere decir que esté bien— digo, frustrada.

Me abraza con mayor fuerza y yo me aferro a ella como si eso fuese hacer que todo a mi alrededor desaparezca. Pero no lo hace. Todo sigue ahí... pero ella también. Y eso es lo que importa ahora. No estoy sola.

—Sabes que tienes que hablar con él, ¿cierto?

—La curiosidad mató al gato— le recuerdo.

Positions | Geto S. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora