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El resto de la cena transcurrió en una mezcla de comentarios superficiales y silencios incómodos. Kyoko hacía preguntas corteses sobre mi trabajo, y aunque notaba la condescendencia en su tono, respondí de la mejor manera posible, con una sonrisa que no llegaba a mis ojos.

El padre de Suguru se limitaba a observarnos, como si cada palabra fuera un examen más que debía pasar.

Suguru mantenía una expresión estoica, pero su mano, aún sujetando la mía, me decía lo contrario. Era su forma de mostrarme que estaba agradecido por mi presencia, y que, a pesar de todo, estábamos en esto juntos.

—Entonces, Mei, ¿por qué no nos cuentas un poco sobre tu familia?— preguntó Kyoko.

No pude evitar girarme a ver a Suguru, pues sentí que era una clase de pregunta que se hace en un interrogatorio para ver qué tan buena soy para el hijo heredero. Algo así como en las telenovelas.

—Bueno, mis padres murieron cuando iba en la secundaria. Mis tíos nos ayudaron a mí y a mi hermano hasta que comencé a trabajar.

Un silencio incómodo se instaló en la habitación. La sonrisa de Kyoko vaciló por un instante antes de recuperar su compostura.

—Oh, lo lamento mucho. No sabía...

—No hay problema —respondí, tratando de suavizar la tensión—. Es algo de lo que he aprendido a hablar con naturalidad. Mi hermano y yo hemos salido adelante y eso es lo importante.

Suguru apretó mi mano, una muestra silenciosa de apoyo. Vi cómo su mandíbula se tensaba, lo que me indicó que la pregunta también lo había incomodado.

—Es admirable, realmente —comentó Kyoko, en un intento de reparar la conversación—. Tener la resiliencia de levantarse después de algo tan difícil es un rasgo de carácter que no se encuentra fácilmente.

—Gracias —respondí, con una sonrisa que ocultaba mi incomodidad.

El señor Kenzo, que hasta ese momento se había mantenido en silencio, hizo un ruido con la garganta, llamando la atención de todos.

—La resiliencia es importante, claro, pero lo es más saber qué se hace con ella. No basta con superar dificultades si no se aprovechan las oportunidades que la vida ofrece.

La indirecta era clara.

—Eso lo sé muy bien. A raíz de eso, estudié arduamente, obtuve algunos trabajos a tiempo parcial, y conseguí una beca para la universidad. Gracias a eso, el dinero solo era un problema cuando se nos presentaban imprevistos. Pero hemos logrado vivir bien.

El hombre asintió, como si evaluara cada palabra que decía.

—La determinación es sin duda una cualidad admirable —comentó, sin mucho entusiasmo—. Aunque a veces hace falta más que eso para asegurar un futuro. El entorno también es importante, la gente con la que te asocias, el tipo de oportunidades que puedes tomar.

Suguru se inclinó hacia adelante, claramente molesto.

—No tienes que recordarle constantemente lo que significa no tener dinero, padre. Mei ha demostrado que puede salir adelante por su cuenta, cosa que incluso muchos de tus "contactos" jamás habrían logrado. No necesita que tú le enseñes lo que es tener determinación.

Kyoko intervino rápidamente, con una sonrisa nerviosa.

—Vamos, no es momento de discusiones. Estamos aquí para conocernos mejor, no para debatir. Además, es evidente que Mei y Suguru comparten algo especial, y eso debería ser lo importante, ¿no?

—Contrario a lo que piensas, hijo, no lo decía para destacar su situación económica. Uno se abre camino en la industria a la que se quiera dedicar. Y está más que claro que tu novia supo hacerlo. Además— se gira a verlo—, es gracias a alguien como ella que te he visto con mayor iniciativa, últimamente— soltó un suspiro—. Esta cena no era para molestarlos. Claro, aún no estoy de acuerdo con muchas cosas sobre tu vida, pero creo que ese sentimiento es recíproco. Quería darles mi bendición. Si es que significa algo para ustedes.

Positions | Geto S. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora