Unos jóvenes enamorados y destinados viven una hermosa relación.
Pasaron los mejores momentos juntos llenos de felicidad y amor puro e inocente.
Cometieron un error que para ellos no lo fue, para ellos era el inicio de una vida juntos y un posible...
Luego de aquel bochornoso día, Bin no había aparecido por la cafetería, incluso Dong Min se quedaba ido por horas, viendo aquel lugar donde se solía sentar, completamente vacío y con una zozobra, por saber que había ocurrido.
¿Será que se alejó por él?
¿Será que hirió sus sentimientos al prácticamente rechazarlo?
¡Se iba a volver loco de tanto pensarla!
Lo peor de todo, es que aquel sentimiento de culpa estaba interfiriendo incluso en su trabajo y en la escuela, fue regañado duramente por sus maestros y por Myung Jun, y aun así, Dong Min seguía pensando en que hizo mal en dejar ir al chico que le gustaba sin decir una palabra.
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A la semana siguiente, su corazón vibró de emoción cuando en su llegada al trabajo, se encontró con aquel chico sentado en su mismo lugar, con su computadora en manos y trabajando como si nada. Se sorprendió demasiado, parecía un sueño total y más sorprende cuando este lo llamó y le dijo:
-Dong Min, ¿Puedes darme un minuto de tu tiempo?
Pensó en lanzarse a él, pedirle perdón de rodillas y suplicarle atención, pero se dejó ver dudoso ante el chico y este respetó su espacio.
-Está bien si no puedes, incluso, está bien si no quieres, yo entiendo.
-¡No!- dijo rápidamente -No es eso, solo que... Pues... Mm, estoy trabajando y no quiero que me regañen.
-Está bien, yo te esperaré, todo el tiempo que gustes estaré aquí para poder hablar contigo.
Asintió débilmente y se alejó a paso rápido para poder seguir trabajando mientras pensaba en la forma tranquila de pedirle permiso a Jin Woo y poder hablar con el castaño.
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-Hyung, por favor, no seas malito.
Rogaba, siguiendo los pasos de su mayor con desespero, tratando de convencerlo.
-Minnie, basta ya me tienes mareado- dijo el alfa ya harto de tanta insistencia.