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Sus labios temblorosos se unieron y las caricias entregadas comenzaron, el tacto de sus pieles frías quemaba con un pequeño roce y la ropa entre ellos comenzaba a estorbar. El alfa sometido en los deseos del animal en su interior comenzó a despojar al omega de su ropa, pero con lentitud, llevando sus labios poco a poco por donde comenzaba a verse su pálida piel. Su camisa quitada y tirada al suelo, permitió que su torso quedara expuesto a su único espectador, quien besó desde su cuello cada centímetro de su piel, provocando que el omega soltara un desgarrado gemido.

Su piel ardiente con el tacto de sus labios se estremecía hasta poner los vellos de sus brazos de puntas, sus pezones erguidos disfrutaban de las caricias que la lengua del castaño les otorgaba. Pasaba de uno a otro, tomándose su tiempo de probar a su omega con total deleite.

Y mientras besaba su abdomen, sus manos curiosas se filtraban por su pantalón. Aquellas manos tomaron sus glúteos sobre la estorbosa tela con el fin de marcar el siguiente recorrido. Sus dedos presionaron por detrás su intimidad, sacando otro hermoso gemido de sus labios. Lento y sensual, su pantalón fue quitado con todo y con sus dientes bajó la ropa interior para al fin dejar al omega desnudo y avergonzado.

Sus ojos brillaron de excitación al ver aquel cuerpo aún más precioso y voluptuoso de lo que recordaba, su cintura definida y aquella curva entre sus glúteos y su espalda baja que creaba la silueta perfecta.

-Eres precioso, mi amor...

Fueron las únicas palabras que en su razonamiento puedo soltar, porque lo siguiente, fueron besos qué cayeron a su ingle y terminaron con el alfa atrapando su miembro brillante entre sus labios. Dong Min llevó sus manos a la cabeza del mayor y se sostuvo para no caer debido a semejante placer. La boca del castaño hacia maravillas, le estaba haciendo ver estrellas como nunca antes y sobre todo, le creaba aun más la necesidad.

Los dedos del hombre fueron de camino a su entrada donde abrieron sus cachetes traseros y acarició con su dedo. Dong Min pegó un alto gemido al sentir tan grande sensación y permitió que este siguiera dándole caricias sobre su lugar mientras le daba placer por adelante también.

Se separó un momento, solo para levantarse del suelo y llevar a Dong Min a la cama, donde abrió sus piernas y volvió a devorar su glande mientras quitaba su camisa. Abrió ampliamente para bajar su boca entre besos hasta su entrada, introduciendo con cuidado su lengua y repartiendo besos delicados.

-¡Ahh, Bin!... -con el simple hecho de escuchar salir su nombre de esos hermosos belfos sintió su piel erizarse nuevamente.

Y siguió en su labor hasta que escuchó un grito ahogado suelto por el omega y la contracción fuerte que apresó su lengua. Su mirada rápidamente captó la humedad sobre el vientre del pelinegro y tan solo pudo ponerse sobre él, atrapando sus labios para besarle y calmar sus ansias.

-¿De verdad me amas? ¿No me estás engañando? -Preguntó acariciando con ambas manos el rostro del alfa, haciendo el mechón de su cabello castaño hacia atrás, le hacía cosquillas.

-No te estoy mintiendo, te amo y mucho... ¿Por qué? ¿Quieres detenerte? ¿Vas a dejarme así? -presionó su entrepierna dura y envuelta contra él y Dong Min gimió en respuesta.

-Haz que no me arrepienta, alfa.

Llevó sus heladas manos al pantalón del alfa donde con desespero buscó la forma de abrirlo.

-Calma, mi amor... Soy todo tuyo...

El castaño le ayudó hasta que ambos quedaron desnudos, con sus cuerpos encajando perfectamente. Dong Min cambió de posición, quedando ahora sobre él y comenzó a darle el mismo placer que le había dado a él. Llevó su mano a la dura erección del alto y masturbó su gran miembro mientras sentía aquellos largos dedos entrar en su interior, reprimió el grito de dolor qué amenazó en salir cuando tres dedos lo invadieron, pero sabía que debía de ser así para que no doliera.

My Destiny |♡| Binwoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora