❚𝘋𝘰𝘴 𝘊𝘰𝘱𝘢𝘴 𝘠 𝘔𝘢́𝘴❚ [Recopilación de One-shots]

. Cuestión De Edad .

[Contenido Narrado Explicito Violento (No es sexual pendejos)]

[Ignis x Selena]

—¿Es ella? 

—Ja, si fuera ella estaría totalmente avergonzada.

—Tan joven y ya es viuda... De nuevo.

—Por favor, si me llego a morir... No dejen que mi esposo vaya tras esa ramera.

Todos los presentes en el funeral de marqués Sein miraban con desagrado a aquella pelirroja quien estaba de rodillas observando como estaban enterrando el ataúd de su difunto esposo, pues como este ya estaba en una muy avanzada edad, falleció de un ataque al corazón. Sus familiares y amigos llegaron a la iglesia para poder brindarle los pésames al difunto, aunque obviamente había lenguas que no se detenían para lanzar su veneno.

Sin importar que todo lo que dijeran sea verdadero.

La viuda Selena de 32 años, era de nuevo el centro de atención del velorio. Ella no derramaba lágrimas por su fallecido esposo, más bien estaba alegre, muy feliz por una sola razón la mitad de sus bienes y joyas ahora le pertenecían a ella. Ella nunca se enamoró del marqués, tampoco de sus anteriores esposos, lo único que le interesaba era casarse con un viejo por sus riquezas, así al tenerlo en las jaulas del fuerte sentimiento del amor, ella lograría que esos pobres hombres colocaran la mayor parte de su testamento al nombre de la pelirroja.

Aunque los invitados del funeral estaban llorando o incluso lamentándose por no haber pasado más tiempo junto al marqués difunto, Selena solo sonreía mientras abandonaba la iglesia. Tenía en sus manos aquel papel con el testamento de Sein en el cual contaba sobre las grandes cantidades de monedas de oro, joyas valiosas y tierras fértiles que se quedaban a su disposición. Abrazó fuertemente aquel papiro, esto significaba bastante para ella.

 . . .

—Fuiste el esposo número dieciocho que tuve... Marqués Sein. —Dijo pacíficamente la pelirroja mientras observaba aquel retrato que el difunto hombre mandó pintar para poder obsequiárselo a ella, eran ambos en el día de su boda. Para Selena quien ahora estaba con su vestido y velo negro por haber ido al velorio, observaba con atención la pintura que estaba en la pared de aquella villa que uno de sus tantos esposos le había obsequiado.

En aquel retrato que ya tenía varios años de antigüedad, se veía al marqués cuando era joven a comparación de cuando pereció, sin embargo Selena lucía igual que en la actualidad. Ella sonrió por esto, obviamente siempre se vería joven y bella, pues no podía envejecer.

Su edad real alcanzaba los tres dígitos, durante varios siglos se la pasaba yendo de hombre a hombre para poder satisfacer su fuerte deseo de codicia por el dinero. Fue esto lo que le trajo una fuerte maldición.

Hace doscientos años atrás cuando aún era una mortal como tú y yo, sentía esa fuerte sensación de querer más y más de lo que sus padres, los Evan, pudieran otorgarles. Gracias a este deseo de insatisfacción la llevó a estar con varios hombres adinerados quienes la satisfacían con el dinero que poseían, todo iba bien hasta que llegó a la casa de un duque, Ian Enoch. Aquel rubio la acogió en su ducado e inmediatamente la volvió su esposa, ella estaba bastante contenta por esto pues era lo más alto que pudo escalar por dinero. Sin embargo no tuvo en mente la razón del porque aquel duque la convirtió rápidamente en su esposa.

El ojiverde tenía un amante, un amante que no era bien visto por la sociedad ya que era una bruja, la bruja carmesí. Él al pensar que podría al menos tener un heredero para su titulo de noble, podría llevar una vida de aventuras con su amante la bruja. Pero jamás le había comentado sobre su compromiso a su amante, esto provocó que Cornelia, la bruja carmesí enloqueciera en celos.