❚𝘋𝘰𝘴 𝘊𝘰𝘱𝘢𝘴 𝘠 𝘔𝘢́𝘴❚ [Recopilación de One-shots]

. Todos Los Yo Que Te Amaron .

[Contenido Narrado normal]

[Parte 2 de "La única tú que amé"]

El viento rugía con ferocidad, algo anormal para un clima templado como el que tuvieron el día de hoy, sin embargo, si unimos la presencia de un ser idéntico a otro que hasta iguala en la cantidad de cabellos que posee, obviamente todo alrededor empezaría a alborotarse.

Ambos albinos, de misma altura como también de misma expresión facial, llevaban a cabo una guerra de miradas en el cual ambos ojos rubíes se mataban con cada filoso pestañeo que daban.

—Selena… ¡Vete de aquí! —Gritó con todas sus fuerzas aquel albino que estaba junto a la pelirroja segundos antes de que su contrincante saltara ante él, extendiendo su mano que emanaba un circulo purpura que absorbía la luz de su alrededor.

La ojiazul saltó a su izquierda antes de que el ataque del Ignis de este mundo ataque al suyo. Esto sin dudas le parecía irreal, ni siquiera lograba ver con claridad lo que estaba ocurriendo pues la velocidad de los golpes que se daban entre ellos era de manera igualada. Solo apretó los dientes con fuerza para rasgar la parte baja de su vestido con sus manos, aquel atuendo era bonito, pero significaba un obstáculo para ella quien tenía pensado salir corriendo de allí en busca de Rowan, solo él sabría como detener esta situación.

Con tan solo dar un paso al frente, un fuerte destello morado pasó cerca de su rostro hasta impactar por una de las paredes hasta destrozarla, Selena tambaleó por esto, sintió miedo.

—¡Tienes prohibido irte de aquí! —Gritó el que, al parecer, es el Ignis de este mundo.

—¡Tú no le dirás que hacer! ¡Hijo de puta!

“Su Ignis” había tapado con una sola mano el rostro de su igual con fuerza y rudeza para callarlo. Ahora que había un poco de calma, la ojiazul pudo apreciar segundos antes de huir como el rostro y partes de sus cuerpos de ambos Ignis estaban cubiertos por aquellas conocidas marcas demoniacas, esto provocó un fuerte escalofrío recorrer por todo su cuerpo, sabía bien que seguía ahí podría llegar a ser herida por ambos psicópatas.

Aprovechando el destrozo del muro, aquella pelirroja de un solo salto logró salir de la habitación de donde se escuchaban insultos y destrozos por culpa de la magia. Ni siquiera dudó en mirar atrás, solo corría con todas sus fuerzas por aquel patio libre del palacio para encontrar el corredor que la guiaría al pasillo donde se encontraba la vivienda del príncipe, como también, la oficina de su subordinado.

Cada paso rápido que daba, lograba que se escuchara menos los sonidos de aquella batalla que se estaba librando a sus espaldas. Agradecía eternamente a su condición física como para permitirle correr con estos tacones y vestido sin dificultad. No bastó mucho hasta llegar al anhelado pasillo el cual estaba desolado y polvoriento, no había ni un solo guardia o sirviente que cuidara o resguardara el lugar que debería ser protegido al pertenecerle a una figura noble, respiro hondo para concentrarse en sus propios pasos, ni agudizando sus sentidos podía sentir la presencia de otra persona en este lugar… ¿Dónde se había metido Rowan?

Detuvo su andar para poder concentrarse con facilidad, cerró sus ojos mientras respiraba profundo, su concentración estaba fija en un solo sentido, su audición. No lograba escuchar absolutamente nada, ni la respiración de una persona en calma, solo la suya…

Golpeteo…

—¿Eh?

Golpeteo…

—Alguien además de mi… está aquí presente…

Ni siquiera dudó en agacharse rápidamente para propinar una patada baja a aquel sujeto sigiloso que estaba detrás de ella, logró así tumbarlo al suelo mientras escuchaba un gemido adolorido. Al parecer tenía encima un hechizo de invisibilidad, pues mientras gimoteaba por el dolor, este hechizo empezaba a desaparecer, dejando a la vista a aquel pelinaranja que estaba buscando.