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Jooheon explotó en pedazos. Cada pequeña parte de el fue lanzada por toda la habitación. Mientras lo besaba, se preguntó cómo podría volver a amarse por si mismo. No conseguía recordar haberse sentido así con alguna otra persona, era un hombre infeliz hambriento de emociones.

Changkyun tembló cuando sus grandes manos le envolvieron la cintura. Era tan solo un cuerpo pequeño suprimido por el de un gigante, uno de boca experta y, maldito sea, sentía el magnetismo de su cuerpo. Como iba a detenerse ahora? Que cosa podría hacerlo entrar en razón? La discusión de hace un instante no había echo más que avivar esa llama dentro de el hasta hacerlo explotar. Jooheon lo besaba y lo tocaba de manera sensual, se sentía enloquecido en sus brazos. Y el no pensaba parar. Que dios le ayudará, pero está vez no iba a apartarse. Después de tanto tiempo sin sentir los brazos de alguien, su cuerpo volvió a la vida. Iba a arriesgar ese momento sublime por la dolorosa realidad? No, esta vez no. No quería. El fuego que ardía dentro de el, deseaba que Jooheon se encargará de apagarlo.

Abrió la boca y expuso su hambre con un gemido. Dejó que sus dedos se enterraran en su pelo negro azabache y tiro de el para impedir que se apartara. Quería que el beso durara hasta que apenas le quedara aire para respirar. Quería olvidarse de todo. Quería... Oh cielos... Quería tantas cosas a la vez.

La tormenta de sensaciones lo invadió con fuerza, sobre su piel las caricias de Jooheon. Contra su boca los cálidos y húmedos labios de el. Y en su pecho crecía una sensación que creía perdida para siempre.

Las respiraciones agitadas inundaban la habitación. Changkyun estaba tomando de el mas de lo que era correcto. Y oh por dios... Se sentía tan bien. Así que silencio la ruidosa voz de su conciencia y lo guio hacia el sofá.

Lo estremeció la sensación de las grandes manos de Lee bajando por sus piernas, lo sintió inclinarse y después sin darle tiempo de reaccionar lo levanto del piso. Changkyun enredo sus piernas entorno a sus caderas y se restregó contra el, con la misma rabia que lo hacían sus labios.

Jooheon tropezó con sus propios pies embriagado por el placer cayendo sentado sobre el sofá. Lo sintió montarse encima de el colocando sus piernas a sus costados. Con el picor de sus manos levanto la tela del Hanbok y trazo un camino serpenteante por la piel de sus piernas que tanto había añorado tocar, de una textura suave como la seda y frío como el mármol, pero adquiría un enloquecedor calor con cada toque.

Jooheon cambio la trayectoria de la boca hacia la afilada mandíbula de Chang, recorriendo su hermosa piel canela. A la mierda, pudo sentir un bulto palpitando contra su estomago, lo que lo hizo ponerse mas duro de lo que estaba, ambos estaban listos. Recorrió su cuello dejando pequeñas marcas que hacían gemir al contrario. Subió sus manos hasta el nudo del Hanbok y con un movimiento se deshizo de el, dejando expuesto el torso de Chang. Continuo con el húmedo recorrido hasta sus pezones aprensándolos entre sus dientes haciendo que Chang soltara un gemido.

Changkyun espero que un sentimiento de vergüenza o enojo lo hiciera apartarse, pero nada, lo único que podía sentir era el mas puro placer. Y fue todo lo que necesito para continuar.

Se llevo las manos hasta el Hanbok que cubría a Jooheon para desatar el nudo, pero el lo detuvo. Algo dentro de el se hizo pedazos al encontrar sus ojos fijos en los suyos. Dejo escapar un suspiro al descubrir su deseo.

El quería parar.

Sin embargo, paso sus manos por todo lo ancho de su espalda desnuda, hasta posarlas sobre su trasero, lo acomodo encima de su erección moviéndolo hacia arriba y hacia abajo simulando estocadas.

Changkyun se desespero y sin pedir permiso se deshizo de el maldito Hanbok, estaba necesitado por sentir la suave piel del contrario. Estaba necesitado de su calor.

El Hijo del presidente - JookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora