Parte 1: Una taza de café.

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Alejandro Mejía

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Alejandro Mejía... Alejandro Mejía... Es lo único que escucho en todos lados, ya me tiene harto... Siempre lo felicitan por méritos que nunca realiza...

Él es el típico bonachón eficiente que consigue muchos halagos y elogios por su trabajo. Trabajo que se roba y aprovecha de los demás, me lo ha aplicado varias veces en todo el tiempo que llevo en la empresa.

Ayer lo vi pasar, estaba cerca de mi oficina, lucía una camisa de vestir rosa pastel y un pantalón marrón pardo, bien peinado hacia atrás con abundante gel. Él piensa que se ve sofisticado y sumamente elegante por su manera de vestir y porte atlético. Pero, en mi opinión, considero que se ve ridículo con esos pantalones tan ajustados que pareciera que no deja circular la sangre.

Siempre a las 8:30 a. m. ni un minuto más ni un minuto menos pasa al dispensador de agua que se encuentra justo por enfrente de mi oficina para prepararse su café.

Normalmente saluda a todos con su sonrisa falsa y se acerca para darnos una palmada en la espalda, es frecuente que se demore casi una hora para tomarse su café, todo porque se queda a chismear con cualquiera que se encuentre cerca de él.

Su risa es tan escandalosa que se escucha en toda la cuadra a la redonda, le gusta ser el centro de atención. Pero... Hay algo raro... Hoy... Hoy no asistió a trabajar... Rara vez llega a faltar...

En la mañana, antes de llegar al trabajo, escuché en las noticias de mi televisión que últimamente se ha incrementado la tasa de violencia, incluyendo muertes por armas de fuego y accidentes automovilísticos en la ciudad donde vivo y eso... Eso... Me deja pensando. 

Oh ya son las 14:20 hrs, la jornada se va muy rápido cuando tienes muchas cosas por hacer, pero por ahora es momento de salir a comer. Me gusta el comedor del trabajo, se siente muy calmado, sin movimiento, ni ruidos del exterior. Nadie viene aquí a comer y es lo incongruente, tenemos zona para disfrutar de nuestros alimentos y los demás prefieren salir a sentir el aire fresco y comer quesadillas de guisado o tacos en el puesto de "Los Monchis III".

A mí me gusta traer mi comida para calentar, prefiero levantarme temprano a preparar el aperitivo de la tarde que estar gastando de más en comida de muy dudosa procedencia.

*Saca de su lonchera color negra su Topper transparente y pone a calentarlo 2:00 min en el horno de microondas * *bip suena el horno y empieza a correr tiempo *

La verdad, prefiero comer solo, la gente únicamente cuenta chismes de los demás y se quejan de su vida monótona. Son muy hipócritas, nada les parece. Tengo nueve años trabajando para la empresa y solo he podido hacer dos amigos de verdad en todo este tiempo aquí. *Ja * increíble, existen muy pocas personas que realmente vale la pena invertirles tiempo y hablando del Rey de Roma, aquí viene mi estimado Jaime vistiendo su característico chaleco negro y gafas de sol azul claro.

*Bup * *Bup suena el horno * *Saca su comida del horno y comienza a dar los primeros bocados *

–Hola Jaime.

–¡Qué tal Arturo! ¿Comiendo tan temprano?.

–Sí, prefiero comer ahorita que esperarme hasta la salida, luego llego muy tarde a mi casa y por no comer, hasta me duele la cabeza.

–Nooo preferible ahorita.

–¿Gustas un poco? Me traje filete de pescado empanizado y arroz blanco.

–Gracias, gracias, provecho Arturo. En un ratito más también utilizaré mi hora de comida, traje pizza de Pepperoni de Little Caesars. Ayer compré para la familia y me quedaron unas cuantas rebanadas.

–Ay Jaime, siempre comes comida muy grasosa. ¿Nunca te hace daño?.

–Jajajajaja para nada, ya estoy acostumbrado. Es más, por más que coma pizza, hamburguesa, carnitas, tacos dorados, pambazos, nunca engordo ni subo de peso. Es mi don y mi maldición.

–No inventes, quién como tú. Me da envidia de la buena jajaja.
–Bueno Arturo, te dejo. Porque si sigo aquí me van a regañar, ya sabes cómo es la patrona.

–Sale Jaime, un gusto saludarte, cuídate, nos vemos más tarde.

–Adiós mi estimado, en un ratillo nos vemos. Bye.

Híjole, ¡no puede ser! Por andar platicando con Jaime se me acabaron mis 20 minutos para comer. Tendré que llevarme lo que me sobró. Maldita sea, me quedó casi todo.

Bueno... Tocará comer en la casa...

Al llegar al departamento de recursos humanos voy viendo por la ventana a mi queridísimo amigo Alejandro Mejía, sentado en la silla de la oficina. Solo que algo no cuadraba. Había algo extraño.

Él tenía una pluma azul en mano y en frente en cara al escritorio una serie de documentos. Me asomé de reojo para ver si podía alcanzar a leer un poco del texto y cuál fue mi sorpresa... Le había llegado la base en el área de administración.

Es increíble, estoy que no me la creo. Puta madre, llevo nueve años partiendome el lomo para la empresa, entregando pendientes que eran para ayer pero lo solicitan ya, trabajando jornadas de tiempo extra sin paga ni periodo de vacaciones, cumpliendo con todas las estúpidas metas, sintiendo el estrés y la incertidumbre cuando es temporada de renovación de contrato y todo para un miserable contrato de un año.

Jajajaja ahora veo que no soy nada para la empresa... Debe de ser una jodida broma... Este tipo solo lleva 3 años en el mismo puesto que yo y ya recibió su base, con su trabajo seguro, sus demás prestaciones y sus bonos por hacerce idiota todo el día.

*Argh * Mi cabeza, otra vez me duele la cabeza. Esta es la 3ra vez que me pasa en esta semana. Pero tomando un café se me quita.

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