El tiempo pasó y se acercaba el periodo de trabajos finales del último semestre de la preparatoria. El estrés se sentía en el aire, todos estaban preocupados por aprobar las materias, en mi caso no me apuraba, confiaba plenamente en todo lo que sabía y había estudiado. Todo el esfuerzo y dedicación finalmente iban a rendir sus frutos.
Faltaba menos de un mes para terminar los trabajos finales y hacer exámenes. Asistía a la casa de una compañera que se llamaba Marisol, más de a fuerza que de gana porque las demás de mi equipo no hacían nada. La carga me la dejaban a mí, preferían estar hablando de sus novios y de sus ligues que del trabajo.
En lo personal prefería trabajar sola, los equipos no se me daban, cada uno estaba en su mundo y no le prestaban atención a lo que debíamos de entregar. Cada que tenía la oportunidad le decía a los maestros que me dejaran trabajar de manera individual. Pero al ser trabajo final, los maestros se ponían más estrictos en ese aspecto.
La casa de mi compañera me quedaba muy retirado, prácticamente tenía que recorrer toda la ciudad para llegar a su casa. Algo que no me gustaba, claro está. Pero era la única manera para avanzar en el trabajo que debíamos de hacer. Estuve asistiendo una vez por semana durante dos meses.
Solo que siempre que asistía me sentía muy insegura de camino de regreso, terminaba tarde y por fortuna alcanzaba los camiones para regresarme a la casa. Era de noche y por donde vivía no era muy seguro, caminar sola me daba mucho miedo. Pero era algo que tenía que hacer, al fin y al cabo faltaba poco para terminar.
La penúltima vez que fui jamás la olvidaré, en esa ocasión terminamos más tarde de lo habitual, salí corriendo de la casa de mi compañera para alcanzar el camión, lo vi llegar a la parada, corrí lo más rápido que pude, el camión comenzó a avanzar, le grité y le hice la seña con la esperanza de que me viera y pudiera dejarme subir, me movía rápido, pero el camión cada vez avanzaba más y más. Hasta que finalmente se detuvo, me subí, sentí un gran alivio.
Saqué mi celular para ver la hora y ya era muy tarde, solo estaba pensando que me iban a regañar por llegar a esas horas. No podía avisarle a mi mamá de que ya iba de camino porque no tenía saldo. Solo me imaginaba sus gritos y reclamos por no avisar.
Llegué a la parada, bajé del camión y por desgracia ya no pasó el siguiente autobús. Estuve esperando por aproximadamente media hora y no llegó, cada vez se hacía más tarde y no podía esperar para siempre. Me armé de valor y me fui caminando, faltaban como diez cuadras para llegar a mi casa.
Todo estaba muy solo, ni los perros estaban ladrando, iba atemorizada, no quería detenerme para nada, solo seguir caminando. Pasé por cuatro calles, las luces del exterior fallaban mucho, solo parpadeaban y algunas no encendían. Al girar a la derecha por la quinta calle escuché unos pasos cerca de mí.
Voltee de reojo y vi a un hombre, tenía una capucha, no alcanzaba a ver su rostro. Seguí caminando, escuchaba sus pasos más cerca, como si estuviera atrás de mí, me espanté, caminé más rápido, no quería voltear hacia atrás, sus pisadas, las seguía escuchando, definitivamente me estaba siguiendo. Entré en pánico, comencé a correr, no había nadie para pedir ayuda.
Me acercaba a una calle, pero tenía que dar vuelta a la que sigue, giré la cabeza y en ese momento solo pude sentir unas manos pesadas que me aventaban, me lanzó hacia la calle. Me caí, me golpeé con un ladrillo que estaba en el suelo, me pegué en el codo.
Era muy fuerte. En ese momento me empujó contra la pared, no sabía qué hacer, me tomó de los hombros y me susurró algo en el oído, no le entendí bien, comencé a llorar, le dije que me dejara en paz, me desabrochó la chamarra y con fuerza rompió mi camisa del uniforme. Le dije que parara, que si quería dinero, se lo podía dar.
No me escuchó, intenté quitármelo de encima, pero me golpeó la cabeza con una piedra, creo. Me dolió demasiado, grité del dolor, pero me tapó la boca con su mano, comencé a temblar, sentía que pronto se vendría algo peor.
No supe cómo, pero pude darle un rodillazo en la entrepierna, al parecer fue con fuerza porque inmediatamente me soltó.
Aproveché ese momento y salí corriendo, corrí con todas mis fuerzas, del miedo me moví muy rápido, cuando menos me di cuenta llegué a la puerta de mi casa. Mi corazón palpitaba demasiado rápido, parecía como si se me fuera a salir del pecho.
Abrí la casa con mucho trabajo, y rápido le puse el seguro por dentro. Me quedé sentada en la puerta llorando, mi hermano llegó asustado y me vio con mi ropa toda rota y llena de sangre del rostro, se asustó mucho, me dijo que fuera a su cuarto para que no despertáramos a mi mamá. Le hice caso.
Me ayudó a limpiarme la herida que tenía en la cara, me dolía mucho, pero pudimos frenar el sangrado. Julián estaba tan asustado como yo. Me tomé una pastilla para el dolor, aunque por el susto, eso era lo de menos.
Ese día me quedé en el cuarto de Julián, no pude dormir. Solo me quedaba pensando en todo lo que viví, todo lo que sentía, esa horrible sensación, esa impotencia...
Al día siguiente le tuve que explicar a mi mamá de mis heridas y la ropa rota. Ella... No me creyó... Al contrario... Me regañó y me dijo que de seguro estuve de puta, por más que le expliqué llorando, no me creyó.
Me sentía tan mal... Conmigo misma... Con mi situación... Con mi vida...
En ese entonces no me quedó de otra más que seguir adelante, como dicen: "echándole ganas". Era eso o vivir siendo una mártir.
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Historias De Sombras y Lamentos #ganadorconcursodestiny2024mejorfinal🏆
Mystery / Thriller*Ganador del concurso Flower 2024 a mejor portada 🏆🥇 *Ganador del concurso Destiny 2024 a mejor final de historia 🏆🥇 *Ganador del concurso Flower 2024 a mejor amigo dentro de la historia I 🥇🏆 Muchas veces viendo una cara o escuchando una voz...