Parte 2: La mala de la historia.

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Cuando menos me di cuenta, los años habían pasado

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Cuando menos me di cuenta, los años habían pasado. El tiempo va deprisa...

En épocas de mis estudios de nivel medio superior o coloquialmente llamado "Prepa", me aislaba de las demás personas. Prefería sentarme hasta atrás de la fila y estar sola. Por haber perdido tiempo de estudios por estar cuidando a mi papá, me esmeré mucho en la educación. Procuraba tener calificaciones altas y entregar todo lo que me pedían.

El salón de clases, en cambio, parecía un zoológico, era un desmadre, todos gritaban, albureaban, corrían, de vez en cuando también se peleaban, veía parejitas besándose. No los entendía, nada tenía sentido. En ese tiempo estaba de moda un baile todo raro que se llamaba tecktonik, se veían bien pendejos bailando esa cosa.

También escuchaban mucho a Molotov, siempre escuchaba que ponían sus canciones más populares.

Pero existía una canción que parecía su himno. Cuando la ponían, todos se ponían a cantarla a todo pulmón, hacían un relajo en el salón, me quedaba de WTF. No recuerdo toda la canción, solo una pequeña parte que decía: "PUTO... El que no brinque, el que no salte... PUTO... El que no brinque eche un desmadre... PUTO..." y no mames, se armaba un desmadre.

A mí no me gustaba escuchar esa música, prefería algo como Julieta Venegas, Juanes, Shakira, Calvin Harris, Coldplay, Motel, Katy Perry, Black Eyed Peas, Zoé. En ese tiempo solía escuchar de todo un poco. Pero más a esos artistas.

No le hablaba a casi nadie, prefería estar con mis audífonos de chicharito la mayor parte del tiempo escuchando música, solo le hablaba a una chica que se llamaba Diana, ella me buscaba mucho para que la ayudara con las tareas, trabajaba ayudando a sus papás con una tienda que tenían. Así que eso le quitaba tiempo para estudiar después de salir de la escuela.

Y en una ocasión me dijo:

–Oyeeeee Carolina, ¿Qué creeeeees?.

–Le gustas a un chicoooooo.

–Se te queda viendo a cada rato amigaaaa.

Yo estaba de: "pinche vieja loca", no era una persona que luciera mucho, ni mucho menos era atractiva físicamente. Me gustaba vestir de negro y rara vez me peinaba para ir a la escuela.

No le hice mucho caso en su momento, y seguí con lo mío. En ese entonces mi papá se trataba varios días en llegar a la casa. Mi mamá decía que era porque no se recuperó del todo de aquel accidente y por esa razón se demoraba de más.

Si antes era difícil que convivieran en paz, ahora era mucho peor. Rara vez se dirigían la palabra y solo se peleaban por el dinero, escuchaba gritos, maldiciones, vasos de cristal rotos, llantos de desesperación.

Mi mamá seguía teniendo su segundo empleo como cajera en un centro comercial. Su sueldo era malo y estaba fuera de la casa la mayor parte del día. Solo la veíamos en la noche. Así que me quedaba en la casa sola, mi hermano prefería quedarse en la casa de su amigo llamado Víctor, comía en su casa y únicamente venía a nuestra casa para cambiarse y dejar las cosas de la escuela.

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