16.- Carencia de valores.

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Narra Pablo

5:05 a.m. 08/Nov/2018

Desperté con dolor de cabeza a las 5 de la mañana. Ayer reaccioné mal. Simplemente fue un ataque de ira, no sé porqué. No quiero que me alejen más de Nadia de lo que estamos y saber que mintieron... maritza se molestó mucho conmigo. En sí, los cuatro. Subí las escaleras y choqué con Maritza saliendo del baño.

-Pablo, ¿qué haces acá? Tenes baño en tu cuarto.

-En realidad me quede dormido en la sala.

-Ah, bueno...- comenzó a caminar hacia su cuarto pero la jalé del brazo.

-¿Podemos hablar?- se dio vuelta seria, se cruzó de brazos y suspiró con los ojos cerrados.

-Vamos.- entramos a mi cuarto y me senté en la cama. -Los perros están con Nadia. Se quiso quedar con ellos. Mañana...

-Mañana le toca chequeo a Maya, lo sé.- dije y sonrió.

-Si. Te acordaste.- sonreí un poco.- Pero ese no es el tema de ahora.- dijo y nuestras sonrisas desaparecieron. -¿Vas a decir algo?

-Les debo una disculpa. Yo... no sé porqué me puse así hoy. Supongo que...

-Tenes miedo a que nos descubran, ¿cierto? Además de que no te gustó que la hayamos dejado ahí.

-Creo que si. Pero por lo último exageré, lo admito.

-¿Mañana le pedirás disculpas?

-Si. A todos.

-Nadia me dijo que se estab sintiendo sola, Pablo. Siente que no la quieres, vos me lo dijiste. Yo quiero que se sienta querida y que vos la hagas sentir así. Como es.

-¿Cómo hago eso? No la puedo ver.- tomó mi cara con sus dos manos, haciendo que la vea de frente.

-Si la quieres, debes arriesgarte.- me quité y me paré.

-No, Maritza, eso no. No me puedo arriesgar tanto.- jaló mi mano y me volvió a sentar a su lado.

-Pablo, no puedes ir por el mundo quejándote que no tenes a tu hermana y cuando te ofrecen ayuda, dices que no.

-Me da miedo.- tomó mis dos manos.

-Debes enfrentar tus miedos. ¿Cómo es posible que te hayas ido de casa pero no puedes luchar por tu hermana?- me preguntó dejándome sin palabras.

-No sé. Me quedaría con mi viejo el tiempo que sea con tal de quedarme con ella.

-Esa no sería la solución. Mañana hablamos mejor. Es muy noche y debemos pensar mucho, ¿si?- asentí y me besó.

-Buenas noches, Mar.- se paró y sacudió mi pelo.

-Trata de descansar.- besó mi cabeza y salió.

Me quite la ropa, quedando en bóxers y me acosté para dormir. No conciliaba el sueño. Golpeé mi almohada para que esté más suave pero ni eso servía.

Me desperté a las 8 de la mañana por un ruido en la puerta.

-Pasa.- respondí sentándome y tallandome los ojos.

El deseo de amar para siempre. PablizzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora