19.

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Creo que estoy enamorado.

Tan enamorado que lo único que quiero hacer es tenerlo en mis brazos todo el tiempo, acunarlo y llenarlo de besitos.

Es tan chiquito y tan hermoso.

Huele completamente a Bible y a mí, y eso me encanta.

Siento que el corazón me va a explotar de amor y de felicidad cada vez que lo veo...

―Eres tan bonito... ―murmuré, acariciando su mejilla con mi dedo índice y arrullándolo―, eso es porque te pareces mucho a tu papá Bible, él es el alfa más guapo de todos...

Estaba solo con la aceituna en la habitación porque Bible fue a la cafetería por algo de comer.

Venice había nacido hace tres días.

Tres días en los que yo no me le despegaba ni medio segundo.

Me sentía muy feliz.

La herida de la cesárea no me dolía ya. Incluso podía ir al baño casi que con normalidad. La doctora dijo que debido a que era un Omega Dominante sané con mucha rapidez, pero que querían seguir monitoreándome.

Venice por su parte se encontraba en perfecto estado de salud y nada me hacía más feliz que eso.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras le hablaba a mi bebé.

―Mi Venice... ―sonreí―. Tu papá te escogió el nombre más precioso. Y también fue él quien te escogió el mameluco que llevas puesto, te queda muy hermoso, mi amor...

Venice comenzó a llorar y lo sostuve bien contra mi pecho, rodeándolo con mi aroma.

― ¿Qué pasó, mi chiquito? Todo está bien, todo está bien... ―lo acuné suavemente, hablándole despacio―. Papi no dejará que nada te pase, aquí estoy...

No me gusta cuando llora porque pienso que es porque algo le duele, y yo no quiero que nada le duela a mi bebé jamás.

―Ya, ya..., no pasa nada, yo te protejo... ―sonreí, cantándole un poco, como cuando estaba en mi vientre.

Lentamente, Venice comenzó a tranquilizarse y eso también me tranquilizó a mí.

La puerta se abrió suavemente y mi corazón se agitó al ver a Bible.

Me daba cuenta del cansancio en su rostro y las ojeras debajo de sus ojos.

Seguro no ha dormido muy bien.

―Regresé. ¿Todo en orden?

Asentí, pegadito a Venice.

―Te traje un jugo de naranja y un pastelito de pollo. ―me avisó, dejándolo en una mesita junto a la cama y sus ojos pasaron a enfocarse en el pequeño bulto entre mis brazos―. ¿Cómo está?

Sonreí.

―Está bien... ―murmuré, mirándolo―. Estaba llorando, pero ya se calmó. El próximo tetero ya casi le toca.

―Ya se lo preparo. ―asintió.

En la habitación teníamos todo lo necesario. Incluso una mini cocina donde preparábamos su leche. Bible en serio no escatima en gastos cuando se trata del bebé.

―Hablé con la doctora. ―dijo Bible, de repente.

Mi sonrisa se borró.

Mi Omega comenzó a agitarse y sostuve a Venice con más fuerza.

― ¿Q-Qué te dijo...?

―Lo más probable es que te dé la alta mañana temprano. Afortunadamente tu recuperación fue muy buena. ¿No te duele nada, cierto?

Lo Que Necesitaba || BibleBuildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora