Dear, Lord. -El hombre de mis sueños +18

Capítulo seis - Max

Me quedo observando a Serena, cuando enciende la luz de la cocina y se sobresalta al verme, creo que no esperaba encontrarme aquí, pero la verdad es que yo tampoco esperaba verla aquí, no porque no pudiera si no por la hora ¿Qué hace despierta? me pregunto para mi mismo, mientras observó como se le ruborizan las mejillas, dudo que sea porque voy sin camisa y solo con una pantaloneta.

—No esperaba encontrarte a estas horas, me asuste.

Continua ruborizada y quieta en el mismo sitio que cuando encendió la luz, yo solo la miro un poco divertido ¿qué es lo que tanto te ruboriza mi querida Serena?

—¿Me estabas buscando?

Se que no, pero igual le hago la pregunta, se me forma una sonrisa cuando veo lo tensa que se pone.

—No, quise decir que me asusto verte aquí.

—Solo vine por agua.

Le respondo al tiempo que me doy media vuelta y recargo mi cuerpo en la barra donde tenía mi espalda, colocó el vaso de cristal en la encimera y continuó observándola. Quien diría que Serena duerme solo en camisón y bragas. No quito mi mirada de su cuerpo y se que ella lo nota pero no me importa en esos momentos, solo estoy concentrado en sus pezones que traspasan la tela de su fino camisón blanco, ¿ha venido así para mí? que detalle.

—Yo también —logra decir.

—¿Tienes frío?

Evito su rostro al caminar hacía la alacena para tomar otro vaso y servir el agua, se que se ha vuelto a ruborizar pero al paso que va creo que se quedará ahí parada toda la noche.

—No para nada, ¿por qué?

¿Se hace la inocente o está jugando conmigo? Como le dije días antes de la boda pienso, no juegues conmigo Serenita...

—Curiosidad.

Digo entregando el vaso con agua, nuestros dedos se rozan y se me eriza la piel al tacto. Salgo hacía las escaleras y dirigirme a mi habitación, como si nada de esto hubiera pasado, pero la verdad es que no aguanto ni un segundo más frente a esos precioso pezones que apuntaban directamente hacía mí.

—Buenas noches, Max. —La escuchó decir a mis espaldas.

—Buenas noches, Serena.

Al cerrar la puerta detrás de mí, caminó en dirección hacia el tocador, espero que ella no haya notado el problema que en estos momentos tengo entre las piernas, lo dudo, estaba más enfocada en no ruborizarse, lo cual falló.

Abro la regadera a tope, agua fría es lo que necesita mi cuerpo, pero a quien quiero engañar, lo que necesito es a ella. Cálmate Max...Y arregla este problema tú solo, como lo has hecho desde que no dejas de pensar en ella.

Así lo hago, entro en el agua fría que me hace soltar un pequeño gemido cuando el agua empieza a recorrer todo mi cuerpo, acomodo el agua para que quede tibia y pueda relajarme y simplemente disfrutar de esto.

Comienzo a frotar el jabón espumoso por mis brazos, y bajando hacía mi abdomen y lo único que pasar por mi mente es que son las pequeñas manos de Serena en vez de las mías...Continuó frotando hasta llegar a mi erección, dura y gruesa.

—Oh Serena...

Gimo su nombre, imaginando que es ella quien me toca, quien acaricia lo más privado de mí. Empiezo a mover mi mano de arriba a abajo lentamente, mi vista se nubla aún más, al recordarla como la vi hace unos minutos, esas piernas torneadas y blancas, sus pezones erectos y duros, como quisiera chuparlos...Muevo un poco más rápido mi mano y mi respiración se acelera al mismo tiempo, colocó mi mano izquierda en la pared frente a mi para recargarme, me tenso aún más cuando pienso que si en estos momentos le pidiera que viniera y terminará esto por mi, lo cumpliría sin respingar, pero no puedo hacerle eso...No puedo adentrarla a mis deseos más oscuros.

Mi erección sigue dura como si mi mano no fuera suficiente, pero entonces un pensamiento entra a mí, mientras prosigo moviendo mi mano, arriba, abajo, arriba, abajo...¿Y si ella también se está tocando en estos momento pensando en mí? ¿Si ella también está frotando su dulce coñito imaginando que soy yo? que puta maravilla sería verla tocándose, pero más maravilloso sería ser yo quien la toca, ser yo a quien mira cuando su vista se nubla y sus piernas comiencen a temblar con desesperación sintiendo su orgasmo en la punta del coño, madre mía...Quiero correr a su habitación y darle todo mi orgasmo en la boquita preciosa que tiene. Más y más rápido muevo mi mano mientras la sigo imaginando tocándose para mí, la imagino como si estuviera frente a mí, no quita su vista de la mía, y grita mi nombre...

Me he venido y solo puedo decir...

—¿Qué será de mí si logro tocarla?

🫧

Han pasado 10 días, desde que Serena y yo nos casamos, y todo va bien, a veces se queda en casa y otras decide ir a buscar un espacio por la ciudad para montar una florería, se ha empeñado en esa idea desde el día que llegamos después de nuestra boda y le jugué la pequeña broma de que las flores que estaban frente a ella eran para mi nuevo negocio. Que ironía. Puesto que he tratado de convencerla de que no lo haga, aquí estoy en mi oficina al teléfono buscando algún local de buena localización para su maravillosa florería, en vez de ocuparme de otras cosas, pero desde hace días lo único que quiero es complacerla, siempre ha sido así, el ser su mejor amigo me dejó un caminó amplió para hacerlo, en el buen sentido, no como ahora que puedo poner un pretexto más, ya que soy su esposo.

—Sí señorita, mire, lo que busco es un local mediano, aja, vale.

Intento fallido, al parecer aquí en Atlanta ya no quedaban locales disponibles o ¿por qué a todos los lugares que he llamado me han dicho que no?

Un poco frustrado, dejó el teléfono en su sitio y me dispongo a revisar correos en mi computadora, suelto un suspiro y pasó una mano por mi cabello, había olvidado la entrevista que tengo con la revista número 1 en primicias de la ciudad y del país, "Torre Corporation" estaba creciendo bastante, y querían entrevistarme, está era en dos días.

Doy un sorbo a mi taza de café, cuando el escritorio vibra, señal de que tenía un nuevo mensaje en mi celular. Era Serena.

"Te espero para cenar"

Era el mismo mensaje que me mandaba todos los días, pero me alegraba recibirlo.

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