Capítulo nueve - Serena

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Observó mi cabello, y la verdad ni siquiera se que hacer con él así que solo lo ató en un moño, suspiro para mi misma, siempre he tenido este desastre y odio prácticamente llevarlo suelto.

Hoy de nuevo iré a buscar algún local que pueda comprar para mi negocio, no me rendiré, puesto que ahora estoy empeñada en eso y desistir sería darme por vencida, cosa que no hago nunca, ser terca es creo yo un defecto muy pequeño de mí.

Mi celular vibra en mi mueble lado a mi cama, logró ver la hora y son las 7 de la mañana, la llamada entrante marca que es mi madre, así que decido responder.

—Es muy temprano mamá, muy temprano.

—Buenos días, yo también te he extrañado, Serena.

Me dice en tono sarcástico puesto que ni siquiera atendió la llamada "cordialmente".

—Es que es temprano mamá ¿qué haces despierta? ¿pasa algo?

—No, solo quería ver como van las cosas, ya que si no te llamo, no me llamas.

—He estado algo ocupada en unos asuntos que tengo por ahí.

No sabía si decir aún sobre lo de la florería, no sabría si mamá tomaría eso como buena o mala noticia, considerando que las empresas de mi padre no tienen nada que ver con mis ideas nuevas.

—¿Trabajo?

—Algo así, pero dime ¿cómo estás?

—Estoy bien, no me quejó, aunque la casa me queda bastante grande ahora que estoy sola.

—Pero si Loren está contigo.

Loren era nuestro gato, había decidido dejarlo en casa de mi madre para que le hiciera compañía.

—Sabes a qué me refiero, te extraño.

—Yo también lo hago, ma, pronto iré a visitarte ¿si?

—Creo que tendré que ir primero a tú nueva casa antes de que tú vengas.

—No será así.

—Ya vemos. También te quiero preguntar, ¿cómo va todo con Max?

—Pues como siempre, él en sus cosas y yo en las mías.

—Esa no es una respuesta.

Quería evitar a toda costa este tema, sabía que mamá me preguntaría, pero no sabía cómo disimular las cosas y más que todo que ayer ni siquiera supe nada de él.

—Pues eso, no sé qué decirte mamá.

—¿Salen? ¿Tienen citas?

—No y no.

—¿Qué tan ocupado está?

No, solo es que últimamente ha optado por tener una rara cierta distancia hacía mí, como si no quisiera verme, apenas si me hablaba, pensé.

—Ha tenido mucho trabajo, eso es lo que me ha dicho. Además sabes muy bien cómo es esto, estamos casados por papá no por que él me lo haya propuesto, sabes que solo me ve como su mejor amiga.

—Pero en un año no creo que eso no pueda cambiar, haz que cambie, tú misma.

¿Yo misma? Puf, si llevo desde mi adolescencia que acepte para mí misma que estaba enamorada de él, intentando hacer que se fije en mí y no lo he conseguido ni lo conseguiré.

—Lo he hecho todo este tiempo, comienzo a rendirme.

—Pues no lo hagas, muchas cosas pueden cambiar y ahora más que están bajo el mismo techo.

Dear, Lord. -El hombre de mis sueños +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora