Cuando llegamos a mi apartamento vuelvo a estar húmeda de deseo.
Lisa ha permitido que me quite el huevo vibrador, pero ha ordenado que me siente con las piernas bien separadas bajo la falda. Esa postura combinada con las vibraciones del motor resulta erótica por sí misma.
Además, saber que me tiene reservado un castigo especial es suficiente para que esté a punto de correrme cada vez que frena o acelera.
Aparca en batería con mano experta y apaga el motor, pero no se apea. La miro con ansiedad.
—¿Vas a subir? —pregunto, temerosa de que el castigo que tiene en mente consista en dejarme y marcharse.
Una chispa malévola brilla en sus ojos.
—Desde luego que sí.
Respiro aliviada pero contengo la respiración cuando veo que alarga la mano detrás del asiento y coge una delgada caja de piel, parecida a un maletín pero más pequeña. Sonríe enigmáticamente, baja del coche con ella y me abre la puerta antes de que yo haya tenido tiempo de reaccionar.
Incluso me ofrece su mano para ayudarme a salir. Es todo tan correcto y educado que me pone más nerviosa todavía.
¿Qué me tiene reservado? ¿Qué puede haber en esa maldita caja?
Me tiembla la mano al meter la llave en la cerradura. La proximidad de Lisa y sus promesas han hecho efecto en mí. Creo que nunca he sido tan consciente de mi cuerpo como en este momento. Toda yo estoy tensa de excitación, nerviosismo y expectación.
Entramos y me quedo de pie, en medio del salón, sin saber qué hacer.
Es una sensación extraña si tenemos en cuenta todo lo que hemos hecho juntas, por no mencionar que ya conoce el apartamento. Aun así me siento igual que una adolescente que invita a su pareja a su casa por primera vez.
Taehyung sigue en el spa, de manera que tenemos la casa para nosotras solas. Lisa no comparte mis vacilaciones, camina hasta la mesa del comedor y deja el maletín. La miro, esperando que lo abra, pero no lo hace y se limita a permanecer de pie y mirarme. Su escrutinio es tan intenso que siento la necesidad de moverme.
No obstante permanezco muy quieta, con la barbilla en alto. Todo esto forma parte del juego, y mi papel consiste en esperar.
Lisa me contempla como si fuera la conservadora de un museo estudiando una obra de arte. Sin embargo sus palabras carecen de la correspondiente sofisticación.
—Quítate la falda. —La fuerza y la autoridad de su voz resultan irresistibles.
Bajo la mirada porque no quiero que me vea sonreír.
La falda tiene una cinta elástica, de modo que la deslizo por mis caderas y dejo que caiga a los pies. Doy un paso a un lado pero conservo las sandalias. Lisa no ha dicho que me las quite.
—Ahora la blusa.
Me la quito por la cabeza y la dejo en la mesa. Estoy desnuda e iluminada únicamente por la luz de seguridad que hay encendida en el cuarto de baño.
Lisa no se mueve, pero la oigo contener lentamente la respiración.
Puede que sea cosa de mi imaginación, pero tengo la sensación de que la temperatura entre las dos aumenta sin cesar. Soy consciente de que estoy caliente, muy caliente.
—Quítate los zapatos y separa las piernas.
Obedezco mientras ella camina despacio a mi alrededor y me observa como si fuera una esclava en el estrado. Da dos vueltas, se detiene detrás de mí y desliza la mano entre mis piernas. Me acaricia el clítoris con la punta del dedo, y me estremezco en su mano. Cierro los ojos y frunzo los labios para no gemir. Tengo que recurrir a toda mi fuerza de voluntad para permanecer quieta.
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Union Ties | Jenlisa G!P
RomanceJennie Kim siempre ha estado destinada a más. Bajo su dulce personalidad oculta una larga historia de sufrimientos. Conocerá a Lisa Manobal, fría e inescrutable, con oscuros secretos y una vida difícil. ¿Qué pasará cuando sus vidas se crucen? La vid...