A pesar de tanto drama, la tarde acaba siendo normal. Rosé llega, y yo poso durante cuatro horas mientras Lisa se sienta en un rincón y me observa en silencio. Después nos instalamos en la terraza y contemplamos el mar y la luna. Lisa ofrece a Rosé dormir en la alfombra del gimnasio, de manera que a primera hora del día siguiente aprovechamos el sol y repetimos la sesión hasta que la damos por concluida a las nueve y Lisa se marcha a la oficina.
Cuando llego a casa una hora más tarde encuentro una nota de Taehyung en la que me comunica que ha salido para una audición. Cruzo los dedos por él y me dispongo a pasar una mañana perezosa. Lisa tiene reuniones hasta la hora de comer y, aunque no me habría importado acurrucarme en su cama, estoy encantada de vegetar con la televisión, el periódico y Lady Miau-Miau.
Preparo café, enciendo el televisor y dudo entre hacer la colada o no.
Está a punto de empezar Al servicio de las damas y, como es una de mis películas cómicas favoritas, decido que la colada puede esperar.
Los títulos de crédito todavía no han acabado cuando suena mi móvil.
Veo que es Jiyong y lo cojo.
—¿Tienes un rato para comer? —pregunta—. Ha de ser pronto porque me espera una reunión a la una. ¿Qué tal a las once? ¿Puedes venir a mi despacho? Diré a mi secretaria que encargue unos sándwiches.
—Sí, claro. ¿A qué vienen tantas prisas?
—Solo me apetece verte. ¿Tiene que haber una razón especial?
No tiene que haberla, pero como es natural sé que la hay. Y temo que esté relacionada con Nana o lo que es peor, con Taehyung. Le prometo que estaré allí a la hora convenida y como no tengo tiempo de ver mi película dejo en marcha la grabadora.
Cuando llego a la oficina de Jiyong, apenas una hora después, la recepcionista me está esperando y me conduce hasta una sala de reuniones donde Jiyong ha preparado sándwiches y refrescos. No es un festín, pero da igual.
Todavía no ha llegado, de modo que abro una Coca-Cola light y una bolsa de patatas fritas mientras me digo que mi obligación es apoyarlo en todo lo que pueda. En estos momentos soltarle sermones sobre cómo la ha pifiado no servirá de nada.
—Hola —dice cuando entra en la sala cargado con un montón de expedientes.
—Por favor, dime que no son para mí.
Por un momento parece confundido, pero su expresión se despeja enseguida.
—No, no. Son para mi reunión de la una. Lo siento, pero es que llevo unos días que no paro.
—Bueno, ¿qué pasa? —le pregunto.
Tiene que tratarse de algo serio para que haya interrumpido su trabajo para hacerme venir.
Pulsa un botón de la mesa, y las persianas verticales que cubren los ventanales de la sala empiezan a cerrarse. Al cabo de un momento estamos en total intimidad.
—Lo que voy a contarte no te gustará —dice.
Me recuesto en mi asiento, cada vez más irritada.
—Mierda, Jiyong. ¿Volvemos a las andadas con Lisa? ¿Quieres dejar de hacer el papel de hermano mayor? Ya soy mayorcita y sé cuidar de mí misma.
No parece reaccionar ni alterarse. Diría que ni siquiera me ha escuchado.
—¿Te acuerdas de Kai Kim?
Trago saliva. El condenado Kai. De todas las cosas que podía decir esta es la que menos esperaba.
—Sí —respondo sin ganas—. Tengo un vago recuerdo.
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Union Ties | Jenlisa G!P
RomanceJennie Kim siempre ha estado destinada a más. Bajo su dulce personalidad oculta una larga historia de sufrimientos. Conocerá a Lisa Manobal, fría e inescrutable, con oscuros secretos y una vida difícil. ¿Qué pasará cuando sus vidas se crucen? La vid...